Columnas

Ideas de la vida que solo nos impiden avanzar

Escrito por Alexis Alanís Gómez | 16 septiembre 2024

 

Dejemos de abrazar todo aquello que nos frena...

¿Qué tanto de lo que creemos sobre la vida nos impulsa a ser mejores y qué tanto nos detiene? Crecemos rodeadas de expectativas, consejos bien intencionados (no necesariamente pedidos) y reglas que, aunque parecen verdades universales, a veces sólo son ideas limitantes.

Nos dicen que el éxito es lineal, que la felicidad depende de cumplir con ciertos pasos o que hay tiempos exactos para cada cosa. Pero ¿de verdad es así? ¿O estamos atrapadas en una red de creencias que nos frenan en lugar de empoderarnos?

"Lo que no te mata, te hace más fuerte". Pero ¿y si nos enseñaron a temerle a todo lo que parece difícil, incómodo o incierto? Las ideas limitantes suelen disfrazarse de "protección" o "prudencia", cuando en realidad solo están ahí para evitar que asumamos riesgos. Nos dicen que el cambio es peligroso, que debemos evitar el fracaso a toda costa, que nuestras decisiones deben ser aprobadas o validadas por otros. Con el tiempo, esos pensamientos se convierten en barreras mentales que nos impiden avanzar. ¿Cuántas veces nos hemos detenido por miedo a equivocarnos?

Un ejemplo muy común es el de la perfección. Nos inculcan la idea de que debemos hacerlo todo perfecto o mejor no hacerlo. Pero esa búsqueda incansable de la perfección es la que llega a paralizar. Nos quedamos esperando el momento ideal, las circunstancias perfectas o las habilidades exactas. Mientras tanto, la vida sigue, las oportunidades pasan y nosotras quedamos atrapadas en un ciclo de autoexigencia y frustración.

O qué tal la idea de que el valor de una persona está “en lo que logra”, en lugar de lo que es. Pensarlo nos lleva a medirnos con parámetros externos, como el éxito profesional, la apariencia física o las relaciones, cuando en realidad, lo más importante es nuestra conexión con nosotras mismas. No se trata de cumplir expectativas ajenas, sino de definir nuestras propias metas, en nuestros propios términos.

Existe otra que es “muy propia del género femenino” y es la que nos exige que debemos tener todo bajo control. Nos han dicho que ser fuertes significa no mostrar vulnerabilidad, que no podemos equivocarnos y que el caos es un enemigo. Pero la realidad es que la vida es impredecible. Abrazar esa incertidumbre es liberador. Cuando soltamos la idea de que todo debe salir exactamente como planeamos, empezamos a disfrutar del proceso, de los giros inesperados y de las sorpresas que trae el camino.

Entonces, ¿qué ideas estamos abrazando que, en lugar de ayudarnos, nos están frenando? Identificarlas es el primer paso para soltarlas. La vida es un constante fluir, y cuando dejamos de aferrarnos a pensamientos que nos limitan, comenzamos a vivir con más autenticidad y libertad. El desafío está en atrevernos a cuestionar esas creencias que hemos dado por hecho durante tanto tiempo. No siempre es fácil, pero el resultado es un crecimiento genuino y una vida más plena.

Hay por ahí otra frase que dice: "No te quedes quieta en el borde de la piscina. Sumérgete en el río de la vida". Y creo que nos ayuda a entender perfecto que debemos dejar atrás las ideas que nos retienen y a sumergirnos en lo que realmente nos hace sentir vivas. Porque al final, el avance no es cuestión de cumplir expectativas, sino de liberarnos de las que ya no nos sirven.