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Las expectativas que debes abandonar a cualquier edad

Las expectativas que debes abandonar a cualquier edad

 

¿Quién dijo que a cierta edad debes ser cierta persona?

Desde que somos niñas nos enseñan a establecer metas, a tener aspiraciones y a buscar por sobre todas las cosas el éxito y la felicidad. Pero es hasta que crecemos y somos conscientes de que estamos sumergidas en un ciclo interminable de expectativas, que entendemos que hay infinidad de cosas que no podemos controlar y que aferrarnos puede llenarnos de frustración y decepción. 

Las expectativas pueden ser externas o internas y creo que muchas veces hay más presión por todo aquello autoimpuesto que por lo que deposite en nosotras alguien más. ¿En algún momento de tu vida, cuando eras pequeña, pensaste que cuando tuvieras 30 ya estarías casada con tres hijos o que tendrías tu propia casa y serías la mujer más independiente del mundo? Si estás en ese punto y sigue siendo lo que quieres, ¡felicidades! Si no, hoy quiero compartirte algunas expectativas no tan comunes que nos urge abandonar a cualquier edad, ya sea que vengan de forma externa o interna.

1. Nuestros errores nos condenan

Las malas decisiones tienen consecuencias, pero todo termina resolviéndose de una forma u otra. ¿Recuerdas algo que te preocupaba muchísimo hace un año? ¿Se siente de la misma manera hoy o ya ni te acordabas que estabas sufriendo por eso? 

2. No puedes controlar lo que las otras personas piensan de ti

Lo único que está bajo tu control es la forma en la que tratas a los demás o tu manera de reaccionar ante los estímulos. Nunca le vamos a dar gusto a todo el mundo, porque los demás señalan, juzgan u opinan desde sus experiencias y eso nada tiene qué ver contigo.

3. Tener trabajo emocional no te permite descolocarte nunca

Es como si a los psicólogos se les impidiera sentir dolor, enojo o miedo, sólo por ser psicólogos. Antes que cualquier cosa somos seres humanos y tu inteligencia emocional tiene que ir ligada a tu capacidad de sentir, reaccionar e interpretar, aunque a veces no sea de la mejor manera.

4. Todo llega cuando estás preparada

Nunca estamos preparadas para tener hijas o hijos, para encontrar al amor de nuestra vida, para enfermarnos, para quedarnos sin trabajo, para perder a un ser querido. Y en otro sentido, si estamos esperando a sentirnos “preparadas”, nunca vamos a movernos del mismo sitio.

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Así como hay expectativas para mujeres a sus 30, también las hay para cuando llegas a los 40, a los 50 y se convierte en una cosa irracional de nunca acabar. Permítete abandonar lo que te está frenando y hasta cuestionar lo que siempre has esperado hacer, porque seguramente no estás parada en el mismo lugar desde el que creíste que lo necesitabas.

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