Diana Sánchez Barrios caminaba por la calle Motolinia, en el centro de la Ciudad de México, acompañada de dos familiares, cuando un hombre les disparó. Diana corrió para protegerse pero el agresor la alcanzó. Oralia Pérez Garduño circulaba sobre avenida Cuauhtémoc, a la altura de la colonia Roma Sur, cuando dos sujetos a bordo de una motocicleta se acercaron a su camioneta para agredirla.
Ambos ataques ocurrieron a plena luz del día y con armas de fuego, en las primeras semanas del arranque de administración de una Jefa de Gobierno y una Presidenta morenistas que aseguran que es tiempo de mujeres. ¿Qué representa? El incesante dominio de la violencia machista y la falta de control en la seguridad capitalina.
A ver, los asesinatos contra mujeres no son propios de la administración naciente, y sabemos que la violencia machista ha trascendido sexenios y partidos, pero eso no significa que quienes se encuentran a la cabeza no tengan la responsabilidad de protegernos, sin importar nuestra historia.
Diana aún se encuentra en el hospital luchando por no ser una de las seis personas de la comunidad LGBTI+ que son asesinadas cada mes, en promedio. Como activista, ha luchado por la inclusión y por visibilizar a las personas transgénero. Además, es lideresa de comerciantes informales y diputada suplente en el Congreso Capitalino.
Quien no corrió con la misma “suerte” fue Oralia; falleció el mismo día que la balearon. Se sumó a las 93 mujeres asesinadas en la CDMX en los primeros ocho meses del año. Era abogada penalista y defendía víctimas de violencia de género, e impulsó la especialización de fiscalías en feminicidios. Además, brindaba asesoría gratuita a mujeres en situación de vulnerabilidad.
Una primera razón del ataque a Diana puede ser derivado de su activismo. Sin embargo, Alejandra Barrios, madre de Diana y líder de comerciantes ambulantes en la capital, señaló públicamente a su sobrina Claudia N como la responsable del atentado, quien, dijo, contrató a una de las bandas criminales de la ciudad (refiriéndose a la Unión Tepito y la Anti Unión), para acabar con la vida de Diana. ¿La posible razón? Venganza por supuestamente haber denunciado a su esposo e hijo de acoso sexual y violación, algo que negó la madre de Diana.
El caso de Oralia se investiga si hubo algún motivo relacionado con su profesión o con presuntas denuncias hechas previamente en contra del mando Alfredo N, expareja de la abogada, quien presuntamente la amenazó con una pistola.
Sea cual sea la razón de los ataques, ninguno es justificable. Lo mínimo que esperamos es que no se trate de tapar el sol con un dedo, las bandas criminales no solo existen en Sinaloa, Zacatecas o Durango; las tenemos trabajando en medio de la capital y poniéndose a disposición de otras personas por unos cuantos pesos. Ya se les salió de control la seguridad en Culiacán, ¿qué más tiene que pasar para que las autoridades eviten que seamos atacadas?
Que se note que es tiempo de mujeres. Que nos garanticen una vida libre de violencia, una vida libre de violencia machista.