Vivir sola es una de esas experiencias que te marcan para siempre y me atrevería a decir que también es uno de los sueños en común que compartimos muchas mujeres desde que somos chicas. Si tienes la oportunidad de vivir este proceso, ¡hazlo! porque no sólo te cambia por completo y te llena de aprendizajes, también te revela aspectos de ti misma que ni siquiera sabías que existían.
Este viaje de independencia para mí ha sido muy enriquecedor y es por eso que quiero compartirte algunas de las cosas más importantes que vas a aprender cuando vivas sola, para que si estás a punto de hacerlo o es algo que siempre has querido, te sientas motivada a dar el paso.
Al principio, estar sola puede parecer intimidante, sobre todo si vienes de vivir con tu familia, con roomies o si de plano nunca te ha gustado pasar mucho tiempo sin compañía. Con el tiempo, aprendes a valorar el silencio y a escuchar tus propios pensamientos sin distracciones, porque es en momentos de tranquilidad cuando pueden surgir las mejores ideas y soluciones a los problemas. Además, sentirte feliz y cómoda con tu propia compañía te da pauta para elegir después, el tipo de personas de las que quiere rodearte.
No hay nada más liberador y satisfactorio que saber que puedes valerte por ti misma. Desde aprender a cambiar un foco hasta cocinar lo que te guste, la independencia te da una sensación de control y confianza que es insuperable. Saberte autosuficiente es un nivel de confianza que difícilmente vas a conseguir de otra forma.
Tu espacio se convierte en un espejo de tu personalidad, pero también de tu estado de ánimo. Decorar como te gusta, organizar a tu tiempo sin ningún tipo de compromiso y disfrutar de cosas que parecen insignificantes, pero no lo son (como comprar flores o elegir la película que quieres ver un viernes por la noche) es una de las cosas más gratificantes.
Si vivías con tus papás, te darás cuenta de lo increíble que era tener comida caliente todos los días pero también de lo maravilloso que es tener compañía cuando estás enferma. Porque sí, una simple gripa cuando estás sola, a veces se siente como la peor de las enfermedades. Ya no tienes a mamá que te apapacha y que te pregunta cada media hora cómo te sientes.
Vivir sola también significa enfrentar tus propios errores sin tener a alguien que te consuele inmediatamente. Y aunque puedes llegar a sentir que el mundo se te viene encima, luego te das cuenta de que nada es tan grande como parece y al mismo tiempo, te vuelves más amable contigo misma y entiendes que no tienes que castigarte por cada fallo. Al contrario, aprendes a celebrarte y a aplaudirte cada logro, por pequeño que sea.
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Tener la posibilidad y oportunidad de vivir sola no siempre es sencillo, implica sacrificios y un esfuerzo extra en muchas cosas, pero si es algo que llevas queriendo durante mucho tiempo, ¡adelante! Que el miedo nunca sea el motivo por el que dejas de hacerlo, con el tiempo verás que cada día vale la pena.