“Lo bueno del embarazo es que hay que comer por dos”. Esa frase la aprendimos desde niñas y hoy en día sigue siendo muy usada. Normalizamos que entre mayor peso, mayor salud en el feto, pero desde hace años se ha observado que el exceso de ganancia de peso no equivale a un embarazo saludable.
Incluso, si una mujer no luce con demasiado peso, automáticamente es presa de críticas por parte de personas conocidas y desconocidas que la atormentan con que el bebé no está creciendo, pero eso solo se puede determinar por parte del que le lleva el control prenatal. No es el peso lo que importa, sino el estilo de vida con el que nos desenvolvemos en el embarazo.
Si una embarazada pregunta cuánto debe subir de peso, el personal médico solemos decir “un kilogramo por mes”, pero en realidad esta es una generalización que no cuenta con tanta evidencia científica. Debemos entender que es difícil hacer estudios clínicos en embarazadas obligando a unas a comer poco y a otras mucho para ver a quién le va mejor.
Tratando de resolver este enigma, el Instituto de Medicina hizo una guía en la que, de acuerdo con el Índice de Masa Corporal (IMC) que tuvieras antes del embarazo, se calculaban los kilogramos que debías subir. De forma sencilla, la guía dice que si tenías sobrepeso eran menos y si no lo tenías eran más.
Esta guía se hizo basándose en una cohorte de 1999-2009 intentando ver en qué punto aumentaban las complicaciones en el embarazo en relación al peso ganado. Realmente es una aproximación y desgraciadamente es la única evidencia científica con la que contamos, aunque no sea de la mejor calidad.
En el embarazo se aumenta el peso porque sube la cantidad de líquido y sangre para formar un bebé. Además, muchos órganos (principalmente el útero) crecen y finalmente la presencia del feto, placenta y líquido amniótico contribuyen a la ganancia ponderal.
El aumento de peso que nos preocupa es aquella grasa (en especial la visceral) que no usamos y que se deposita en el cuerpo materno. Esto causa una acumulación de tejido que básicamente se traduce en inflamación (causa la liberación de sustancias llamadas citocinas) que afectan el desarrollo y función de la placenta.
Las mujeres que nos embarazamos con sobrepeso, sabemos que tenemos esta inflamación presente, por lo que debemos concentrarnos en el estilo de vida con el objetivo de mejorar el resultado del embarazo. Por eso, lo más relevante no es cuánto subas de peso porque no necesariamente es por la grasa, sino cómo estás llevando tu estilo de vida (ejercicio, alimentación descanso y cantidad de estrés).
El problema de entrometerse con el peso de las embarazadas, es que también afecta a las personas sin sobrepeso porque con la falsa creencia que entre más suban es mejor y pueden estarlas forzando a comer de más causando depósito de grasa que se traducirá en inflamación en la placenta.
El peso en la consulta nos da una idea de cómo se está desarrollando el embarazo y eso lo complementamos con mediciones como el abdomen del feto (si hay más glucosa, se depositará en el hígado y aumentará de medidas). Este tema es algo que sólo le compete a la doctora que lleva el control prenatal y a la paciente.
Médicamente sabemos que los requerimientos alimentarios no cambiarán los primeros seis meses, y los últimos tres se necesitan 200 calorías más por día aproximadamente, por lo que lo ideal es basarse en alimentos nutritivos, porciones adecuadas, reconocer señales de hambre y poderlas diferenciar de señales de ansiedad que puedan aumentar el consumo de alimentos.
Por supuesto, el ejercicio sí importa. Estas citocinas estimuladas por el tejido adiposo se pueden equilibrar con las excercinas (otro tipo de citocinas) que son liberadas por el ejercicio. Sin embargo, el ejercicio intenso va a liberar a excercinas proinflamatorias, mientras que el ejercicio leve-moderado libera a las antiinflamatorias, por lo que debemos fomentar el ejercicio que en general no supere los 140 latidos por minuto en las embarazadas.
Finalmente, las causas por las que las mujeres suban o no suban de peso le conciernen a ella y a su doctora. Hay más factores además del peso que influyen en la salud, uno de ellos el estrés. Es importante que no contribuyamos a aumentar el estrés dando opiniones no pedidas que ni siquiera tienen evidencia científica.