No hace falta que nos guste el deporte o el futbol para sentir enojo, frustración y empatía por las jóvenes futbolistas profesionales que han experimentado algún tipo de acoso, abuso u hostigamiento sexual, porque estoy segura de que a nadie le gustaría vivir ni soportar este tipo de agresiones en su trabajo.
Gracias a una investigación de la revista Proceso, nos enteramos de que varias jugadoras (algunas menores de edad) del club Necaxa de la Liga MX Femenil fueron víctimas de agresiones verbales y acoso sexual por parte del director técnico Jorge Gómez González, quien, de acuerdo con el reportaje, ya tenía un historial de depredador sexual desde que dirigía al club Puebla femenil.
El club Necaxa sacó un comunicado en el que aseguró que a pesar de que no habían recibido ninguna denuncia formal, la institución pondría en marcha el Protocolo en contra del acoso y hostigamiento sexual y discriminación de la Liga MX. Pero hasta ahora, no han dado a conocer en qué parte del proceso se encuentran o si habrá consecuencias reales. Y bueno, la Liga MX no ha dicho nada.
¿El colmo? Ver al director técnico dirigiendo a las centellas en un partido amistoso frente a Mazatlán el 18 de diciembre, 10 días después de la publicación del reportaje del periodista Ricardo Olín en Proceso.
La indignación entre la sociedad, y sobre todo en el mundo del futbol, se acrecentó aún más el pasado 22 de diciembre, cuando el club de Aguascalientes anunció que Jorge Gómez presentó su renuncia (ajá, no lo corrieron), y sin decir más acerca de las acusaciones en contra del entonces director técnico de su primer equipo femenil.
Es que, ¿cómo no indignarse y sentir el estómago revuelto?, si este caso de delito sexual no ha sido el único que se ha reportado en nuestra liga profesional de futbol femenil, ni en México, ¡ni en el mundo!
Basta recordar el beso no consentido que le dio Luis Rubiales, expresidente de la Real Federación Española de Futbol, a la campeona mundial Jenny Hermoso durante la ceremonia de premiación de la Copa Mundial Femenina 2023. O al entrenador Bruce Mwape, quien está siendo investigado por presuntamente obligar a las seleccionadas de Zambia a tener relaciones sexuales con él.
La examericanista Scarlett Camberos, también fue víctima de acoso y violencia digital. Ella tuvo que dejar el país para asegurar su integridad física y mental, y su crecimiento profesional en el futbol. El Angel City de Estados Unidos la acogió luego de que ni la liga, ni el club, ni las propias autoridades de la Ciudad de México pudieran brindarle la seguridad necesaria, esa que cualquier persona merece y tiene derecho.
Después de la publicación del reportaje, Jorge Gómez González emitió un comunicado, a través de sus redes sociales, en el que negó las acusaciones en su contra. Y cuando renunció realizó otro posteo en el que reiteró que “los hechos mencionados en los medios de comunicación en su contra eran falsos”, a pesar de las pruebas presentadas por Proceso, como conversaciones en whatsapp, el testimonio de cuatro futbolistas y el de la exauxiliar técnica Rosa Romero Hernández.
Sé que a muchas nos gustaría no enterarnos de este tipo de noticias, pero no podemos menospreciar que 7 de cada 10 mujeres de 15 años o más han experimentado algún tipo de violencia a lo largo de su vida, y que desafortunadamente muchas de nosotras nos encontramos dentro de la estadística.