Por: Scarlett Lindero Cortés/La Cadera de Eva
Diciembre, un mes asociado con fiestas y reuniones familiares, también es un periodo en el que la violencia de género tiende a intensificarse. Esta realidad que viven muchas mujeres contrasta con la imagen de unidad, amor y alegría que suele rodear las celebraciones navideñas.
Según la Red Nacional de Refugios (RNR), las solicitudes de ayuda y los ingresos a refugios especializados aumentan significativamente durante este mes. Las razones son diversas: tensiones económicas, convivencia obligatoria con agresores y el consumo de alcohol o sustancias psicoactivas suelen ser detonantes que agravan los episodios de violencia
El año pasado, las llamadas por violencia familiar aumentaron un 8.5 % de noviembre a diciembre, según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).
Aunque el incremento podría parecer moderado, destaca porque ocurre tras una tendencia a la baja registrada desde el segundo cuatrimestre del año, evidenciando que diciembre es un mes crítico para este tipo de violencia.
Y es que la expectativa de mantener una aparente “armonía familiar” durante estas fiestas lleva a muchas mujeres a retrasar denuncias o tolerar situaciones peligrosas, poniendo en riesgo su bienestar físico y emocional.
Este incremento refleja no sólo la gravedad del problema, sino también las limitaciones de un sistema que, a menudo, no está preparado para atender eficazmente a las víctimas. Muchas mujeres que buscan refugio han soportado años de maltrato sin encontrar apoyo en las instancias públicas. De hecho, datos recientes de la RNR revelan que el 38% de las mujeres que acudieron a estas instancias no recibieron ninguna respuesta.
Además, se estima que el 30 % de las mujeres que ingresan a refugios han vivido hasta cinco años con sus agresores antes de lograr escapar. Esta situación no sólo expone a las víctimas a un prolongado ciclo de abuso, sino que también perpetúa el trauma y las dificultades para reconstruir sus vidas.
El contexto festivo de diciembre exacerba factores de riesgo que incrementan la violencia de género. La presión por cumplir con expectativas económicas, como la compra de regalos o la organización de cenas familiares, recae desproporcionadamente sobre las mujeres, generando tensiones que pueden desencadenar episodios violentos.
Además, el trabajo de cuidado, que incluye desde preparar la comida hasta atender a los niños, suele recaer exclusivamente en ellas, aumentando su carga física y emocional.
El consumo de alcohol y otras sustancias también juega un papel crucial. Según estudios de organismos internacionales, el abuso de estas sustancias está vinculado a un incremento en la agresividad y la violencia en el hogar. En el contexto mexicano, esto se traduce en un mayor riesgo para mujeres y niñas, quienes suelen ser las principales víctimas.
A pesar del incremento en la demanda de servicios de apoyo durante diciembre, los refugios enfrentan serias limitaciones presupuestales. En 2025, el presupuesto asignado al Programa de Apoyo para Refugios Especializados sufrió un recorte del 4.3% respecto al año anterior, poniendo en peligro la operación de 76 refugios en todo el país. Esto ocurre en un contexto donde los ingresos a estos espacios aumentaron un 12% en 2024 y las llamadas de emergencia continúan al alza.
La violencia de género es un problema estructural que requiere soluciones integrales. Esto incluye no sólo garantizar el acceso a refugios y servicios de apoyo, sino también implementar campañas de sensibilización y prevención que aborden las causas profundas de esta violencia.
La sociedad también juega un rol clave. Es necesario romper con la narrativa que minimiza o normaliza la violencia de género bajo el pretexto de las festividades. Denunciar estos casos y apoyar a las víctimas es una responsabilidad colectiva que no puede ignorarse.
Si tú o alguien que conoces está en situación de violencia, existen recursos disponibles. Líneas de apoyo como el 911, así como organizaciones civiles como la Red Nacional de Refugios, ofrecen ayuda y orientación para quienes buscan salir de un ciclo de abuso.
Scarlett Lindero Cortés es periodista y editora de La Cadera de Eva, un espacio feminista donde se apuesta por el periodismo feminista con una perspectiva crítica e interseccional.
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