La primera vez que supe de una copa menstrual, fue al año de egresada de la especialidad porque una paciente me contó de ella. La había visto un año antes por dolor al menstruar. En la revisión anual subsecuente me dijo que se le había quitado el dolor cuando dejó las toallas y empezó a usar la copa menstrual.
Con curiosidad le empecé a preguntar dónde se compraba, cómo se usaba, cada cuanto se cambiaba… me propuse averiguar más de ella, pero mi ajetreada vida lo dejó como un pendiente más hasta que con el pasar de los meses más pacientes me relataban que no solo el dolor disminuyó cuando dejaron las toallas y los tampones, sino que la comezón, irritación y mal olor desaparecieron.
Así nació mi curiosidad y decidí averiguar más sobre el tema. La información que encontré resultó ser limitada, pero así me adentré en el mundo de los disruptores endocrinos. El término existe desde 1992 y se refiere a cualquier sustancia producida fuera del cuerpo que es capaz de interferir con el funcionamiento normal del sistema endocrino, mimetizando la acción de las hormonas naturales del cuerpo.
Estas sustancias se usan en los conservadores, antimicrobianos, filtros UV, fragancias, en productos para el cuidado personal, por ejemplo toallas, tampones y toallitas húmedas, etcétera. Estudios epidemiológicos los han relacionado a efectos en el sistema endocrino y desórdenes reproductivos en mujeres.
Los ftalatos, los cuales brindan flexibilidad en los productos menstruales, también se han asociado a la infertilidad, pubertad precoz, endometriosis, tumores genitales femeninos y alteraciones en la ovulación. Están en contacto directo con los órganos reproductivos como la piel vulvar y la mucosa vaginal que tienen una alta absorción y permeabilidad.
No existen normas o regulaciones respecto al uso de disruptores endocrinos en productos de higiene femenina, lo que representa un peligro potencial para nuestra salud.
Busquemos otras opciones, pues hasta ahora la industria de productos de gestión menstrual no ha mostrado interés en probar su seguridad a pesar del riesgo teórico descrito desde hace décadas. Otra menstruación es posible. Próximamente abordaremos algunas alternativas.