Un buen libro puede enseñarte sobre el mundo y sobre ti mismo. Aprendes mucho más que a leer mejor, también aprendes más sobre la vida. Mi mamá es la gran culpable de mi amor por los libros, la veía leer esporádicamente, pero siempre muy emocionada.
El primer libro que “robé” de su mesita de noche fue Arráncame la vida de Ángeles Mastretta, una lectura polémica, si pudiera describirla de alguna manera, para una niña de ocho años… ¡Y me encantó! Desde ese momento no he parado de reencontrarme en cada historia y de sumar ejemplares a mi colección, que espero poder heredar algún día. Pero, ¿cuál es la verdadera función de los libros? ¿Para qué sirven? ¿Cómo sabemos si uno es bueno o malo? Por cierto, qué molesta es esa gente que cataloga lo que otros escribieron como “pésimo o legendario”.
Creo que las respuestas a estas preguntas se pueden resumir en una frase: “Me gustan los libros porque tienen dos grandes funciones: hacerme pensar o hacerme dejar de pensar. Y dependiendo del momento que esté atravesando, cualquiera de estas dos opciones puede salvarme”.
Constantemente me preguntan en redes sociales cuál es la clave para empezar a leer o cómo se puede formar una el hábito de la lectura y aquí te voy a compartir tres consejos para principiantes:
Creo que lo más bonito que tienen los libros es el poder que nos dan de escapar de la realidad y ejercitar la imaginación. Son la ventana perfecta a otros mundos y también una gran herramienta para entender el pasado y reflexionar sobre el presente. ¿Con cuál vas a iniciar?