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“Flor de fuego”, una exposición para recordar nuestra fragilidad

Escrito por Anahí Gómez Zúñiga | 19 agosto 2024

 

Una ventana a la Montaña de Guerrero

Hace unos días fui al Museo de Arte Moderno, un espacio que considero un refugio, y vi “Flor de Fuego”, la exposición del fotógrafo mexicano Yael Martínez.

Se trata de una muestra que, mediante piezas surrealistas, la mayoría de ellas intervenidas a mano, te deja mirar la dolorosa realidad de Guerrero, especialmente en la zona de la Montaña ―uno de los territorios más abandonados del país―. En medio de fotografías que parecen una ensoñación, el artista se sumerge en un lugar donde oscilan por igual el horror y la fantasía.

Por un lado, retrata la angustia de la desaparición forzada, la precariedad y la muerte; por el otro, se sumerge en los rituales de su comunidad, en acciones colectivas que re-ligan la vida, que rompen con las barreras entre lo divino y lo mundano. Me recuerdo llorando frente a varias fotos, mientras las imágenes entraban en mi cuerpo para buscar un lugar calentito debajo de mis costillas.

En esta exposición se presentan fotografías de series como “La casa que sangra”, un relato sobre esos momentos donde el hogar se convierte en zona de peligro, donde aquello que alguna vez creíste un espacio seguro se vuelve un lugar de alto riesgo, una casa herida.

Inmediatamente evoqué otra de mis muchas obsesiones: las casas. Pienso en cómo terminamos por camuflar nuestra identidad con nuestros hogares, latimos con ellos. Películas como Mother, de Darren Aronofsky, son un ejemplo de esa relación simbiótica que se construye con los espacios que habitamos (ya sea para nuestro bien o todo lo contrario).

Recuerdo las casas de las que he salido huyendo. Evoco mi cuerpo como mi propio hogar en llamas. Pienso también en los espacios que me han acogido y me han salvado. Pero el retrato de Yael es otro, él habla de una casa donde la ausencia de alguien pesa. ¿Cambia la temperatura de un hogar cuando desaparecen a uno de sus habitantes? Es la pregunta que fluctúa en esta serie.

Si la casa sangra es porque sus habitantes también lo hacen. Y este es solo un ejemplo de cómo el autor explora las múltiples vertientes de la ausencia. Sin embargo, en su absoluta religión por lo vulnerable, también nos lleva a reconocer el amor, la furia, la conexión con la naturaleza y, por supuesto, las huellas de la muerte en el mundo de los vivos.

Además de la profundidad discursiva, quiero hablar de la calidad estética, de la notoria genialidad y creatividad de cada pieza. Y es que el arte me lleva a preguntarme una y otra vez: ¿Cómo esto tan horrible puede ser tan hermoso? Quiero decir que hay tantas fotos con relatos tan crudos que, sin embargo, están inundadas de belleza.

Pero no nos confundamos, en ningún momento se estetiza el dolor. Al contrario, hay una dignidad profunda en cada persona retratada, un deseo por mirarles la entraña, incluso cuando eso signifique llevarles a la niebla, a la difuminación.

Si me refiero a Yael, te hablo de una persona que no mira a quienes le rodean como objetos de estudio, que desde sus propios goces y heridas comprende a su alrededor desde el entendimiento mutuo. Y así explora la tristeza, el miedo, la magia y el amor en un mismo disparo de su cámara. Diría que sus imágenes se sienten como cuando la lluvia te alcanza en la calle y no llevas paraguas, entonces el agua arrecia y hay un momento de claridad en el que disfrutas la sensación de tu cuerpo mojado, pero luego vienen los truenos, el aire y el deseo de correr para refugiarte, de correr sin saber muy bien hacia dónde.

Sus piezas son una ventana a un lugar muy oscuro donde puedes habitar despacito. Y, para no perder la costumbre diré que, si esta expo se materializa en literatura, sería este fragmento de Valeria Tentoni:

“Es en lo oscuro
donde una se sienta 
a esperar la luz,
no en la luz”

Información General

  • Lugar: Museo de Arte Moderno
  • Entrada general: $90 (entrada libre a estudiantes, maestros, INAPAM con credencial vigente y personas con discapacidad. El domingo es gratis para todas las personas).
  • Horarios: martes a domingo, de 10:15 a 17:45 horas.
  • Más información: mam.inba.gob.mx