La boxeadora argelina Imane Khelif le ganó a la italiana Angela Carini, tras solo 46 segundos de pelea, en los Juegos Olímpicos de París 2024. Eso revivió la descalificación de Imane del campeonato mundial de boxeo 2023 por “no pasar” un análisis de elegibilidad de género (para determinar si era mujer), lo que ha provocado diversas críticas discriminatorias.
Sin embargo, el Comité Olímpico Internacional (COI) no reconoce a la Asociación Internacional de Boxeo (por problemas del pasado) como regidor de la competencia olímpica. Así que por su parte aseguró que “todos los deportistas que participan en el torneo de boxeo cumplen con las normas de elegibilidad y de inscripción de la competición”.
Algunos medios de comunicación y personas usuarias en redes sociales han señalado que el avance deportivo de Imane se debe a que tiene altos niveles de testosterona o que sus cromosomas son XY (típicamente encontrados en hombres) y no XX (como los de la mayoría de las mujeres). La realidad es que ninguna de las dos acusaciones se han comprobado, pero aunque así fuera ¿cuál es el problema?
Para empezar es importante aclarar que todas las personas tenemos esta hormona sexual en nuestro cuerpo; los hombres entre 10 y 35 nanomoles por litro de sangre, y las mujeres entre 0.5 y 2.4 por litro, según el hospital estadounidense Monte Sinai. Sin embargo, hay quienes pueden salir de la media.
Si bien se ha estudiado que la testosterona puede mejorar la masa muscular y la masa ósea, aún no hay un consenso científico sobre qué tanto influye la testosterona en las personas deportistas, e incluso hay estudios que afirman lo contrario.
Un análisis sobre la testosterona y el desempeño de la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF) en el que se estudió a más de 1,100 mujeres, demostró que las mujeres con menos testosterona tuvieron mejor desempeño que las que tenían niveles más elevados durante seis de los once eventos de carreras.
Y de acuerdo con un estudio publicado por The Journal of Sports Sciences no existe relación entre la testosterona y la fuerza explosiva y se registró una relación negativa entre la testosterona y la carga de trabajo máxima, esto luego de analizar la testosterona y los diferentes tipos de fuerza entre levantadores de pesas y ciclistas.
Nunca. Por ejemplo… ¿Por qué Michael Phelps no ha sido criticado por sus bajos niveles de ácido láctico, a pesar de que esto le permite tener una recuperación más rápida que a sus competidores?
Cuándo van a entender que las mujeres podemos vernos de distintas formas, y que si no tenemos un cuerpo hegemónico no significa que no seamos mujeres. Podemos ser musculosas, de talla grande, fuertes o con rasgos gruesos o incluso generar altos niveles de testosterona, ¡y eso no nos convierte en hombres ni en mujeres trans!
La investigadora sénior sobre derechos de la mujer de la organización Human Rights Watch, Agnes Odhiambo, ya había señalado en 2020 que “al examinar y excluir a competidoras mujeres por sus niveles hormonales naturales, las reglamentaciones de World Athletics estigmatizan, establecen estereotipos y discriminan a todas las mujeres”.
Y que “identificar a los atletas mediante la observación y la sospecha es una forma de controlar los cuerpos de las mujeres en función de definiciones arbitrarias de la feminidad y los estereotipos raciales”, agregó Agnes Odhiambo.
Imane Khelif, de Argelia, no es la única que ha sufrido este tipo de discriminación, también Caster Semenya de Sudáfrica, Dutee Chand de India y Lin Yu-ting de Taiwan.
¿Por qué no mejor analizar las oportunidades económicas, deportivas y geográficas en las que las y los atletas llegan a las competiciones olímpicas? Seguro hay otros factores que influyen mucho más que la testosterona.