En la sesión ordinaria del Congreso de la Ciudad de México del 11 de marzo de 2025, se presentó una iniciativa para reformar la Ley de Educación local, que busca reconocer el derecho que tienen las personas menstruantes estudiantes a justificar sus inasistencias a los planteles educativos debido a los problemas o incomodidades que enfrentan durante su periodo menstrual sin que sufran discriminación o tengan repercusiones académicas.
La iniciativa resalta que la menstruación es un proceso biológico que históricamente ha sido estigmatizado o considerado un tema tabú, visión que ha contribuido a la falta de visibilidad y de apoyo de las instituciones educativas, resultado en afectaciones emocionales, de salud y educativas de las personas que experimentan la menstruación.
El documento señala la inequidad de género en la educación, porque las estudiantes muchas veces se ven obligadas a vivir su proceso menstrual en silencio y a acudir a las escuelas con malestares que hacen que disminuya su rendimiento y dificulta que participen activamente en las actividades escolares. En este contexto es que el proyecto hace un llamado a la necesidad de implementar “políticas públicas que reconozcan y validen los derechos de las estudiantes menstruantes”.
Si bien la iniciativa resalta la naturalidad de la menstruación, resalta que muchos de los síntomas de esta experiencia pueden llegar a debilitar a las personas: "La dismenorrea, por ejemplo, es un dolor abdominal agudo que ocurre con la menstruación, y afecta a una proporción significativa de personas menstruantes en edad reproductiva". Además, acota que la dismenorrea no es el único síntoma que causa alguna afectación, sino que también hay que considerar la fatiga, dolores de cabeza, mareos, náuseas e, incluso, estrés.
El proyecto, presentado en tribuna por la diputada por Álvaro Obregón, María del Rosario Morales Ramos, tiene la intención de que las estudiantes puedan mejorar su vida académica; además de mandar un mensaje a la sociedad sobre las implicaciones del periodo menstrual y cómo es que éste puede afectar la realización de labores del día a día de las niñas y adolescentes, quienes no deben sentir vergüenza por experimentar este proceso biológico.
Pretende avanzar hacia un sistema educativo más inclusivo y justo, en el que se reconozcan y atiendan las necesidades de todas las estudiantes. Además, busca visibilizar la menstruación como un proceso biológico natural que viven millones de niñas, adolescentes y jóvenes en México.
También, va por garantizar que no haya un choque entre la educación y la salud, al procurar que ninguna estudiante sea obligada a elegir entre su bienestar y su rendimiento académico. Ello, gracias a que establece que si la ausencia se da un día de examen o de una evaluación importante, se tenga derecho a reprogramarlo.
La medida no implicaría una justificación automática de ausencias, sino que reconoce la posibilidad de que las estudiantes puedan solicitar sus faltas conforme a los lineamientos que establezcan las instituciones educativas. En este sentido, los planteles educativos tendrían la responsabilidad de definir los criterios y mecanismos en los que se otorgarían estas justificaciones, pero contemplando en todo momento que la estudiante no debe ser sancionada injustamente por ausentarse si presenta una necesidad legítima durante su periodo menstrual.
El documento que expone este proyecto concluye que "la implementación de políticas que validen la menstruación como una cuestión legítima de salud, y que permitan a las estudiantes ausentarse de clase cuando sea necesario, contribuiría significativamente a eliminar las barreras que enfrentan las personas menstruantes".