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Kenya Cuevas: la lucha que tipificó el transfeminicidio en CDMX

Escrito por Shelma Cerrillo Jara | 22 julio 2024

 

El asesinato de Paola Buenrostro empujó a Kenya a defender a las mujeres trans

Hoy te voy a contar la historia de Kenya Cuevas y por qué está relacionada con la Ley Paola Buenrostro.

El día que Paola Buenrostro fue asesinada por Arturo Felipe ‘N’, Kenya Citlali Cuevas estuvo a punto de convertirse en la segunda víctima del transfeminicida. Por fortuna, la bala se atascó. Eso le permitió a Kenya y a sus amigas retener al hombre que le acababa de quitar la vida a una de sus hermanas elegidas.

Minutos antes, Paola se subió al auto de Arturo Felipe con la intención de realizar un trabajo sexual, pero en el momento que el hombre se dio cuenta de que Paola era una mujer trans, le disparó. Kenya y sus amigas corrieron para enfrentar a Arturo pero ya era muy tarde. Al menos lograron presentarlo a las autoridades la misma madrugada del 30 de septiembre de 2016.

Arturo Felipe fue detenido pero poco tiempo después fue liberado. El hecho provocó tanta rabia en Kenya, que cuando el cuerpo de Paola era trasladado hacia el servicio funerario, decidió bajar el ataúd de la carroza para bloquear avenida Insurgentes en la Ciudad de México, y exigir justicia para su amiga.

“Ni una muerta más, ni una muerta más”, gritó Kenya junto a sus amigas trans, trabajadoras sexuales igual que ella.

La defensa de Kenya no quedó ahí

Dos años después fundó la Asociación Civil Casa de las Muñecas Tiresias, para ayudar a las mujeres transexuales sin oportunidades, incluyendo a quienes salen de la cárcel. En 2020, con apoyo del Gobierno de la CDMX, Kenya puso en marcha la casa hogar Paola Buenrostro para mujeres trans que huyen de la violencia.

Cinco años después del transfeminicidio* de Paola, la entonces fiscal general de la Ciudad de México, Ernestina Godoy, pidió una disculpa pública por la “actuación negligente, discriminatoria y carente de empatía” de las autoridades capitalinas, y reconoció que Paola fue víctima de un crimen de odio.

Fue el “primer transfeminicidio reconocido públicamente”, aseguró Kenya en su discurso, quien empujó constantemente para lograr ese reconocimiento.

La historia de Kenya la encaminó al activismo

Kenya nunca fue aceptada en su familia. La violentaban tanto que a los nueve años se sintió más segura en las calles de la capital, que en su propia casa. Prefirió dedicarse al trabajo sexual desde niña antes que seguir tolerando las violencias de las que era víctima en casa, por no tener comportamientos ni gustos heteronormados.

A los 13 años descubrió que tenía VIH, y para entonces también era adicta a las drogas. A los 28 años fue arrestada cuando estaba pagando las sustancias que consumía. Por más que insistió en que ella solo era consumidora, la sentenciaron por daños contra la salud, posesión, distribución y venta de siete kilos de cocaína.

A Kenya la trasladaron a Santa Martha Acatitla para tratarse el VIH junto a otras personas presas con la misma enfermedad. Después de ver morir a decenas de personas en sus brazos, y cuidar de otras cientas de enfermas, se convirtió en líder y se formó como promotora en prevención y tratamiento de VIH, reportó la revista Chilango.

Luego de 15 años de estar encarcelada, decidió regresar al trabajo sexual, por falta de oportunidades. Pero desde el transfeminicidio de su hermana Paola, ha dedicado su vida a defender los derechos de la comunidad trans, de la mano de otras mujeres como Natalia Lane.

La lucha de Kenya sigue dando frutos

El pasado 18 de julio, el Congreso de la Ciudad de México aprobó la Ley Paola Buenrostro, con la que se podrán tipificar los transfeminicidios, castigar a los agresores con entre 30 y 70 años de prisión y reconocer a las familias sociales ya que las personas trans pocas veces tienen el reconocimiento de su familia sanguínea. 

*Comete el delito de transfeminicidio “quien, por razón de identidad de género o expresión de género, prive de la vida a una mujer trans o una persona cuya identidad o expresión de género, real o percibida, se encuentre dentro del espectro femenino de género, a razón de su identidad de género o expresión de género, en una intersección de violencias transfóbica y misógina”.