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Lo bueno y lo malo de emprender

Escrito por Invitada | 17 mayo 2024

 

Por: Ana Victoria García/Victoria147

Siempre habrá pantanos profundos, pero también días soleados

Siempre he dicho que emprender es una montaña rusa de emociones, una experiencia que en un mismo día puede hacerte llorar de alegría y de frustración sin previo aviso. En un mundo con baja posibilidad de control y donde perseguir la chuleta lleva consigo asegurar la de muchas más personas que dependen de ti, el estrés puede nublar la visión.

Cuando tenemos un problema damos vueltas en círculos para llegar a la misma solución y es fácil ciclarse. ¿Cómo hacerle frente a un mismo problema de manera distinta?: Pensando diferente.

Existe el pensamiento lineal y pensamiento lateral. El lineal es el que comúnmente nos enseñaron en la escuela: pregunta-respuesta, optimizamos la forma de pensar y aprendemos a responder. El pensamiento lateral hace cruces, amplía opciones, no llega de manera lógica e inmediata a las respuestas, si no que abre la forma de pensar a asociaciones que no son tan predecibles o comunes. 

Como emprendedora no tengo todas las respuestas, pero algo a lo que acudo cada vez que en la montaña rusa voy en caída libre es: preguntar.

Mi pensamiento lateral se alimenta de hablar, pedir consejo y ampliar mi visión. Escuchar maneras diferentes y objetivas, me cambia los lentes empañados con los que estoy viendo el problema.

Tomar perspectiva y hacerme estas preguntas me hace aclarar momentos de duda:

  1. ¿Cuál es el problema real?
  2. ¿Cómo podría plantear el problema de una nueva forma?
  3. ¿Quién puede ayudarme?
  4. ¿A quiénes les impacta?
  5. ¿Cómo puedo involucrar al equipo para solucionarlo?

Toca atravesar pantanos profundos cuando emprendes, pero también hay días soleados. Para aquellos momentos difíciles, me recuerdo: “esto también pasará”.

Por otro lado, las personas de manera inconsciente tomamos roles y jugamos juegos psicológicos en nuestras interacciones con las demás personas y cuando nos enfrentamos a problemas.

Está el rol de la salvadora, es decir, la que trata de arreglar la vida de todas, incluso cuando no se les haya pedido. Está el de la perseguidora, que es la persona que señala, reprocha y no asume responsabilidad, y está el rol de la víctima, que demanda compasión, cree que el mundo es injusto y necesita que las otras personas resuelvan. Siempre sirve entender dónde caemos cada una de nosotras cuando nos enfrentamos a un problema y, así, poder salir de ahí.

Si eres salvadora, deja que las demás resuelvan; si eres perseguidora, desarrolla la capacidad de guiar en lugar de criticar y aprender que hay distintas formas de resolver. Y si eres de las que cae en el rol de víctima, trabaja en ser consciente de tu responsabilidad, aprende a resolver y a tomar actitudes proactivas ante las situaciones complejas.

Finalmente, déjate acompañar por gente que ya ha transitado el camino, seguro lo hará más llevadero. En Victoria147 estamos para ti con una comunidad de más de 33 mil mujeres que nos acompañamos y cachamos siempre. 

 

Sobre la autora

Ana Victoria García es fundadora  y CEO de Victoria147, empresa que desarrolla mujeres, empresas y gobiernos en pro de la igualdad. Speaker, escritora del y host del podcast “Más cabrona que bonita” y “El podcast de emprendedoras” de Victoria147.