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Los feminicidas no son monstruos. Entonces, ¿qué son?

Escrito por Shelma Cerrillo Jara | 25 abril 2024

 

¿Cuál es el peligro de nombrarlos monstruos?

Cuando nos enteramos de que alguna mujer fue asesinada, a muchas de nosotras se nos rompe el corazón al pensar en la vida interrumpida de esa mujer, en sus sueños truncados, en la angustia e impotencia de sus familiares y amistades, en lo injusto que es, y en el sufrimiento que pasó previo a su asesinato.

Sé que pensar que una persona puede provocar tanto dolor a alguien, sin importar nada, nos puede parecer que ese alguien es “de otro planeta”, que “no puede ser humano”, que “está enfermo”, que “se trata de un monstruo”, porque nos parece inconcebible que existan personas que sean capaces de acabar con las vidas de otras.

Pero ojo aquí. Porque hay un peligro en verbalizar a los feminicidas (hombres que matan mujeres por ser mujeres) con ese tipo de adjetivos porque es una forma de compadecerlos, de defenderlos y de, entonces, quitarles la responsabilidad que tienen por haber asesinado mujeres. ¡Y no, lo que necesitamos es que se les castigue!

Entonces, ¿qué son los feminicidas?

Los hombres que asesinan mujeres por razón de género no son más que hombres normales que cohabitan entre nosotras y que operan bajo un sistema patriarcal en el que impera la impunidad. Como diría la escritora mexicana Cristina Rivera Garza, “los feminicidas no son monstruos, sino hijos sanos del patriarcado”.

Eso significa que los feminicidas existen porque operan sin consecuencias en un Estado donde no se nos protege, donde no se invierte lo suficiente en prevención del delito, donde no se investigan los asesinatos, donde no se castiga de forma ejemplar a los agresores, donde se responsabiliza a las víctimas, y en una sociedad donde los medios prefieren darle foco al feminicida que a las mujeres que fueron atacadas.

Todo lo anterior pone las condiciones perfectas para que un sujeto tenga la oportunidad de cometer un feminicidio, o dos o muchos. ¡Por eso existen los asesinos seriales! Porque con la facilidad que lo hicieron una vez, lo hicieron otras veces. Como sociedad, no deberíamos permitir que dichas prácticas se sigan reproduciendo, mucho menos como Estado.

¿Qué nos queda?

Primero, no normalizarlo, no dejar de sorprendernos al enterarnos de que una mujer más fue víctima de feminicidio, porque no se trata de cifras, se trata de personas, de familias, de colonias, de comunidades y de entidades afectadas. Y seguir exigiendo una vida libre de violencia contra nosotras.

Segundo, señalar a los feminicidas como lo que son. Miguel ‘N’ de la alcaldía Iztacalco, a quien se le acusa de haber asesinado a alrededor de 20 mujeres, es químico de profesión, defensor de los animales, y un tipo que se mostraba amable con vecinos y amistades. Un hombre normal que operó bajo una sociedad machista y un sistema patriarcal al que le exigimos que deje de actuar con impunidad.