El hecho de que existan desde hace décadas medicamentos específicos para la disfunción sexual masculina y que para la femenina se deba usar medicina diseñadas para hombres y tengamos estar tanteando la dosis en mujeres, nos habla de la nula importancia que se da a las mujeres en la transición de la vida reproductiva a la no reproductiva.
Existen caricaturas, chistes y leyendas donde se normaliza que la menopausia en la mujer (definida cuando cumples un año sin menstruar) debe ser un periodo obscuro lleno de achaques emocionales y físicos que explican el mal humor que pueden presentar.
La Terapia de Reemplazo Hormonal (TRH) para aminorar los síntomas del climaterio se empezó a usar desde hace tiempo, sin embargo, en la década de los 2000, el New York Times publicó un artículo donde de forma superflua e irresponsable informó los resultados de un histórico estudio llamado WHI cuyo objetivo era ver el efecto de la TRH en mujeres con enfermedades crónicas.
Generalizaron que la TRH no se recomendaba por el aumento de cáncer de mama y enfermedades cardiovasculares, sin tomar en cuenta que la edad de la población que se estudió era entre 10 y 20 años mayor que el promedio de edad de las mujeres que entran a la menopausia, por lo que los resultados no son aplicables para mujeres de menor edad y sin patologías crónicas.
Aunque el comité del WHI salió a desmentir la manipulación de la información hecha por el famoso periódico, el daño ya estaba hecho. A partir de entonces todo mundo empezó a temerle a la TRH. Lo más grave es que el personal de salud guió sus decisiones clínicas sin analizar a fondo el estudio y prohibiendo su uso por no saber interpretarlo, causando así un deterioro en el manejo integral de la menopausia.
Actualmente, veo con tristeza a muchas mujeres “aguantarse” los síntomas porque les da miedo el cáncer de mama (a pesar de que los principales factores de riesgo para esta enfermedad son ser mujer y envejecer). Muchas de ellas fueron orientadas por algún colega repitiendo erróneamente que era peligroso que tomara hormonas y que esa sintomatología era normal en esta etapa.
Tampoco significa que la TRH deba usarse siempre, una vez más se individualiza y se respalda con la medicina basada en la evidencia. Aunque cada vez hay más estudios que respaldan su uso y se crean más medicinas con mejor perfil de seguridad, pareciera que las mujeres estamos condenadas a sufrir de una medicina mediocre que antepone la ignorancia médica al derecho que tenemos las mujeres de vivir una vida plena, física, sexual y emocionalmente en nuestra última etapa de vida.