En tu gustada sección con recomendaciones para pasear el fin de semana, te quiero hablar de: ”Pasado de moda. Pasarela de estilos en México”, una breve, pero linda, exposición sobre el desarrollo y los cambios que experimentó la moda en México a lo largo del tiempo.
La exposición retoma el amor de Carlos Monsiváis por la moda y diversas piezas de su archivo íntimo para hacer una cronología desde la época del porfiriato hasta la actualidad de los estilos que han atravesado las calles de México. Eso sí, es una muestra con una visión sumamente centralizada del asunto. Algo que, sin duda, le resta puntos. Sin embargo, también es un viaje por el tiempo a través de las antiguas boutiques y zapaterías que llenaban las calles de la Ciudad de México.
La China Poblana, los Punks, los cholos, los charros, las ficheras y un sinnúmero de personajes identitarios reconocidos por la mayoría transitan por las fotografías, videos y vestuarios que se extienden por los pasillos del Museo del Estanquillo.
Es un regalo que exista una expo de este tipo, donde la moda se aborda desde una perspectiva histórica y política, sin restarle importancia. Al contrario, se le piensa como una parte fundamental en la construcción de eso a lo que llamamos “mexicanidad”.
Hay algo, más allá de los préstamos de la moda extranjera, que habita profundamente en este territorio. Incluso, al retomar estilos europeos, hay una forma única en la que las personas mexicanas se apropian de la moda. Especialmente los grupos de los márgenes, quienes tienden a resignificar lo que ofrece la moda hegemónica de formas transgresoras y totalmente delirantes.
Un ejemplo de ello es lo “tumbette”, que combina lo coquette con “el tumbado” ―que se desprende de la estética empleada por cantantes de corridos tumbados como Natanael Cano o Peso Pluma―. Las prendas, las cadenas, los accesorios y la indumentaria, en todo su esplendor, son un manifiesto político, una manera de gritarle al mundo quiénes somos, un camino para dinamitar barreras como las del género.
Queda por decir que esta muestra nació por iniciativa de Arturo Rico, fundador de la plataforma Ficheraz y Gustavo Prado, de la agencia Trendo, quienes se dieron a la tarea de construir una expo que no solo habla de indumentaria, sino también de cuerpos. Por ejemplo, hay una serie de cartones donde se preguntan por el uso de la minifalda en México, por las figuras de las mexicanas y cómo estas se ven en la necesidad de adaptarse a las líneas (los cortes de ropa) que se inventan los diseñadores de moda.
Aunque el mundo de la moda está construido principalmente para las mujeres, es dominado por hombres. Sobre esto, en alguna parte de la exposición se lee: “Hay esperanzas de que cualquier día de estos, los modistos descubran la línea mujer aunque sea por casualidad”. Algo que, al parecer, desde el porfiriato hasta la actualidad, no ha cambiado demasiado.
La invitación está abierta para que te des una vuelta por el Estanquillo (Isabel La Católica 26, Centro Histórico de la Ciudad de México), que abre de miércoles a lunes, de 10 a 18 horas. Además, la entrada es gratuita y estará abierta al público hasta enero de 2025. Aprovecha y, si vas, cuéntame tus impresiones.