Por Yuri Ávila
Durante la campaña presidencial estadounidense, Donald Trump prometió llevar a cabo el programa más amplio de deportación masiva en la historia de Estados Unidos y utilizar fuerzas militares y policía local para dicho propósito.
Cuando habla de migrantes, Trump se refiere a múltiples grupos de migrantes como si fueran el mismo. A veces habla de grupos criminales, a veces de convictos o a veces de migrantes indocumentados en general. Sus descalificaciones no reconocen una multiplicidad de grupos, motivos de migración y mucho menos género.
La cobertura de la migración suele seguir un enfoque similar al percibir migrantes como un grupo homogéneo sin hablar del género del grupo de personas que migran y las diferentes experiencias que enfrentan por ello.
A pesar de la dificultad de medir la migración por género, los datos recopilados han mostrado un aumento anual en el porcentaje de mujeres que migran hacia otros países de manera independiente. De acuerdo con estimaciones de las Naciones Unidas, 51.6 % de las personas que emigraron a Estados Unidos en 2020 son mujeres. En 2021, 48 % de las y los migrantes que llegaron a Estados Unidos provenientes de países de habla hispana, son mujeres, a diferencia del 44 % en el 2000, según datos analizados por Pew Research Center.
El 56 % de quienes migran, provenientes de Perú y Colombia, y que se desplazaron a Estados Unidos en 2021 son mujeres. De manera contraria, en México y Guatemala, el 56 % de las y los migrantes a Estados Unidos son hombres. Sin embargo, estos porcentajes están lejos de reforzar la narrativa de los hombres como protagonistas de la migración y a mujeres como acompañantes.
Carolina Ibañez, Oficial de Monitoreo y Evaluación de la Organización Internacional del Trabajo, mencionó en una entrevista para el pódcast El Hilo, que en la migración se habla poco de la experiencia que enfrentan las mujeres porque se sabe poco.
La Organización Internacional de la Migración menciona que las mujeres migrantes se enfrentan a una doble discriminación al llegar a un nuevo país, lo cual las expone a mayor informalidad, más horas de trabajo, salarios más bajos y despidos injustificados. También es importante considerar que además del género existen otros factores de discriminación como la clase social del migrante, color de piel y otros factor derivados como conocimiento del idioma, tipo de permiso con el que entran al país, entre otros.
Las amenazas de deportación que ha reiterado Donald Trump en los últimos meses, no son muy diferentes a las de su primera campaña ocho años atrás. Al igual que en su primer periodo de gobierno, muy probablemente se enfrentará a múltiples obstáculos legales y presupuestales para llevarla a cabo.
De acuerdo con estimaciones del Departamento de Seguridad de enero de 2022, existen 11 millones de personas indocumentadas en Estados Unidos. Para alcanzar esa cifra de deportación, se necesitan alrededor de 88 billones de dólares anuales, según confirmó Tom Homan, quien fue designado para trabajar como “Czar” de la frontera para Trump. Esta cantidad tendrá que ser aprobada por el Congreso para lograr cubrir la contratación de nuevos agentes y creación de espacios de detención. Homan redujo el espectro de migrantes a los que se refiere Trump y acotó que la deportación se enfocará en personas con registro criminal. No está claro qué crímenes serán considerados.
Durante la campaña, Trump mencionó como inspiración la “Operación Mojado” (racista desde su término como su ejecución), que se llevó a cabo en 1954. Esta campaña perseguía y detenía a cualquier persona con “apariencia mexicana”, sin importar si eran nacidas en Estados Unidos, contaban con estancia legal o tenían una vida y familia construida en el país. También aludió al Acta de Enemigos Extranjeros de 1798, que permite a las autoridades detener y deportar migrantes de países enemigos estadounidenses durante tiempos de guerra. Estados Unidos no está en guerra con ninguno de los principales países de donde provienen los migrantes.
Durante su primera administración, organizaciones defensoras de los derechos migrantes llevaron a cabo diferentes estrategias para frenar las medidas de deportación de Trump por ser violatorias de derechos humanos e impulsar una persecución racial. Esto redujo la posibilidad de que Trump deportara la cantidad de migrantes que deseaba. Durante su periodo de gobierno llevó a cabo 300,000 deportaciones, una cifra incluso menor a la del demócrata Barak Obama cuyo gobierno deportó a alrededor de 400,000 migrantes.
Doris Meiser, directora del Instituto de Política Migratoria, mencionó en una entrevista para la radio de California KQED que ocurrirá un aumento significativo en cuanto a deportaciones durante el gobierno de Trump, pero no será una deportación masiva como promete. Se generará un clima de mayor miedo y hostilidad hacia las personas que migran y esa es en sí una política de gobierno.
La llamada Operación Mojado buscó que las detenciones fueran televisadas para generar miedo entre migrantes, desincentivar nuevas olas de migración e impulsar la auto deportación. Trump, al ser un personaje altamente mediático y en busca del espectáculo, pretende generar el mismo efecto al anunciar campañas masivas de deportación que por experiencia sabe, serán difícil de llevar a cabo.
La deportación es sólo una de las múltiples formas que se verá atravesada la migración durante su gobierno. Será importante seguir otros aspectos del programa DACA para migrantes que llegaron a Estados Unidos en sus infancias y que intentó cancelar durante su primera administración y el porvenir de las visas H1B de migrantes con habilidades especializadas. Por más complicada que sea la recolección de datos sobre personas migrantes, también será importante para periodistas y quienes estudien la migración hacer un seguimiento de los datos por género y las experiencias de mujeres migrantes para analizar y visualizar la desproporcionalidad en los efectos de las medidas antimigratorias que están por venir.
Yuri Ávila es una periodista independiente ubicada en San Francisco, California. Se interesa por temas que atraviesan la migración, género y población LGBT.
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