Todas hemos escuchado de la Mutilación Genital Femenina (MGF). Es una práctica que ha existido desde hace siglos, pero en 2012 fue considerada por la Asamblea General de la ONU como violatoria de los derechos humanos de las mujeres y las niñas. A pesar de eso, al menos 30 países de África y Medio Oriente continúan realizándola, por eso cada 29 de noviembre se conmemora el Día Mundial de la Lucha contra la MGF.
Solo para ponerte en contexto, la MGF se refiere a todos los procedimientos que implican la extirpación total o parcial de los genitales externos de las mujeres u otras lesiones en los órganos genitales femeninos con fines no médicos. Se practica sobre todo en niñas o adolescentes de 15 años.
Mary Oloiparuni tenía 13 años cuando la mutilaron. Una mañana la sujetaron en el umbral de una puerta de su casa y le practicaron la ablación que le provocó una hemorragia abundante y mucho dolor. Las cicatrices de ese día todavía le causan dolor 19 años más tarde; dar a luz a cada uno de sus cinco hijos ha sido una experiencia muy traumática.
Así como Mary, millones de niñas y adolescentes son sometidas a esta práctica. En 2024, casi 4,4 millones de niñas corren el riesgo de sufrirla en todo el mundo. El costo económico de la atención sanitaria a las víctimas es de 1.400 millones de dólares al año, según la ONU.
El Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa por sus siglas en inglés) dice que las razones por las que se realiza son: para controlar la sexualidad de las mujeres (pues se tiene la creencia de que el clítoris las vuelve insaciables si no se extirpa), como un rito de iniciación que marca la transición de niña a mujer, por razones “estéticas”, religiosas e higiénicas (ya que se tiene la creencia de que los genitales externos son sucios) y por factores socioeconómicos (pues forma parte de los requisitos previos al matrimonio).
A pesar de los esfuerzos por erradicarla, la MGF continúa debido a la arraigada tradición, la falta de educación sobre los riesgos que puede provocar y el poco reconocimiento de los derechos de las mujeres y las niñas.
A lo largo de los años organismos internacionales han lanzado instrumentos a nivel mundial y regional para erradicar la MGF. Desde declaraciones, marcos jurídicos y convenciones, hasta medidas penales para quienes las practiquen. Sin embargo, lo cierto es que ha costado concientizar e informar sobre todo a los países en los que se sigue practicando.
Desde 2008 la Unicef, en colaboración con Unfpa, trabaja para hacer frente a la problemática a través de intervenciones en 17 países: Burkina Faso, Djibouti, Egipto, Eritrea, Etiopía, Gambia, Guinea, Guinea-Bissau, Kenya, Malí, Mauritania, Nigeria, Senegal, Somalia, Sudán, Uganda y Yemen.
Actualmente el programa está en la fase IV y busca transformar las normas sociales en las comunidades más afectadas, además de colaborar con los gobiernos para establecer sistemas de respuesta viables.
Uno de sus enfoques más importantes consiste en desarrollar un movimiento internacional de aliados para eliminar la práctica. Estos son algunos de los resultados más notables que logró el programa entre 2008 y 2022:.
Más de 1,2 millones de personas participaron en una declaración pública en favor de la eliminación de la mutilación genital femenina. Después de la declaración, 3 mil comunidades establecieron vigilancia para monitorear y denunciar los casos de MGF.
Más de 280 mil mujeres recibieron servicios de atención sanitaria, bienestar social y acceso a la justicia para prevenir la MGF.
Dos millones de personas participaron en diálogos comunitarios centrados en la igualdad de género y la eliminación de la mutilación genital femenina. Además, 440.675 hombres y niños participaron en sesiones de educación dirigidos a promover actitudes masculinas positivas.