Para mí, el rock punk es la libertad para crear, libertad de ser quien eres. Es libertad
-Patti Smith.
En el bar frente a mi casa suena La Cumbia Campesina con La Tropa Vallenata. Y extrañamente pienso en Patti Smith. Creo que actualmente no hay nada tan punk como la cumbia. Y supongo que ese hilo de pensamientos hace inevitable no invocar a una de mis diosas más personales.
De Smith me gusta todo: su música, su poesía, su forma tan libre y abierta de existir, su vestimenta relajada, su manera única de romper con todo lo que le trataron de imponer. Patti es un ícono por su potencia, porque se acercó al arte para dejar que su alma lo embistiera todo, porque en una época dominada por hombres se atrevió a salir frente al mundo con las axilas peludas, una apariencia andrógina que molestaba a muchos y una propuesta artística más parecida a la poesía francesa del siglo XIX que a cualquier otro proyecto musical del momento.
Patricia Lee, nacida en Chicago, se mostró ante el ojo público con su álbum debut: Horses, que la convirtió en una de las voces más importantes de la escena punk y del mundo del rock. A través de líricas poéticas, sonidos experimentales y una voz rasposa que no tenía miedo de expresarse, Patti se posicionó rápidamente como “la madrina del punk”, un título que se ganó por su talento y su espíritu transgresor.
Aunque su carrera musical despegó a una velocidad inusitada, Patti también se entregó a su pasión por la poesía y la literatura, escribiendo libros hermosos como: Éramos unos niños, Devoción o El Año del mono. La voz de Patti le habla a la juventud, a la rebeldía, al deseo de encontrar lenguajes, palabras capaces de sortear el silencio y convertirlo en arte.
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Vagábamos con abrigos negros,
tiempo barrido, tiempo barrido,
dormíamos en dejadas chimeneas,
salíamos para hacer frente a la lluvia.
Mojados, embarrados, un poco idos,
sorteando surcos, masticando bulbos,
tanta hambre teníamos, tulipanes
fulgurantes de pétalos rotos.
Leo este poema de Patti y pienso en la generación beat, la de las mujeres, la de poetas como Marge Piercy, Elise Cowen, Diane Di Prima y otras tantas que se acercaron al lenguaje para romper, para hurgar, para transformar su entorno y a sí mismas. Pero, sobre todo, para crear cantos sobre su tiempo, sobre los jóvenes en jeans que se paseaban en las calles con un vacío indescriptible.
Patti le hablaba a las personas de a pie, le escribía a quienes tenían un hambre feroz por ver al mundo y experimentarlo todo. Actualmente lo sigue haciendo. Canciones como Because The Night, son una premonición para ser de la noche y dejarse azotar por el amor.
Además de su fuerza siempre contestataria, de la potencia política de su obra y de la experimentación constante en sus proyectos, Smith apuesta por hablarle a las mujeres, por pedir una voz total, capaz de fracturar cualquier aislamiento con el simple hecho de pronunciar su nombre.
Gracias, Patti, por enseñarme que romper es otra forma de encontrarme.