Ser “tu propia jefa”, no tener que rendirle cuentas a nadie, trabajar a tus tiempos, a tu ritmo… porque si te vas a estresar pues que sea por algo que ya sea tuyo. ¿Te suena todo esto? A la hora de emprender, nos topamos con una infinita cantidad de pensamientos en los que creemos que el mundo sería maravilloso y todo sería más sencillo, pero no siempre es así.
Emprender es para valientes, está claro. Esta aventura implica muchísimos desafíos y cada paso requiere coraje y determinación. En caso de que las cosas no salgan como esperas, tienes que enfrentarte a todo aquello que seguramente pondrá a prueba no sólo tus habilidades, sino también tu capacidad resolutiva y hasta tus herramientas emocionales.
Mi primer acercamiento con un negocio propio fue a los 18 años. Tomé un año sabático terminando la prepa y decidí que poner una tienda de suplementos era una gran idea. A los dos meses me rendí, porque no tenía ni un cliente, jaja. A los 24, luego de acabar la universidad, pensé que era hora de intentarlo nuevamente y abrí una boutique que vivió máximo seis meses.
Hoy estoy muy consciente de que invertí en cosas que no tenían ni pies ni cabeza y que pude haberme evitado mil frustraciones. Lo único que agradezco es que olvidé por completo mi miedo al fracaso y que me quedé con muchísimo aprendizaje de cada situación.
Admiro y respeto profundamente a quienes deciden dejar atrás la seguridad de un empleo estable para lanzarse a este mundo emprendedor, que puede ser aterrador, y también a los que apuestan por invertir sus ahorros en sueños. Qué valientes e inteligentes son todos y todas las que abrazan el riesgo y lo convierten en oportunidad.
Si tú también tienes esa cosquilla emprendedora, ¡hazle caso! Pero planifica, define tus objetivos y desarrolla un plan detallado para alcanzarlos. Rodéate de gente que pueda asesorarte y sobre todo, mantente flexible y dispuesta a adaptarte a los cambios para que puedas navegar con la incertidumbre o las malas rachas.
Si estás dispuesta a trabajar de forma incansable por lograr lo que quieres, esta aventura puede ser una experiencia transformadora. Siempre tendrá más peso la fe que tengas en tu proyecto y en tus sueños, que el miedo de no saber si funcionará.