Marisa Paredes, destacada actriz española con una amplia trayectoria en el cine, el teatro y la televisión murió este martes a los 78 años, así lo anunció La Academia de Cine de España. Su fallecimiento repentino ―ya que se encontraba en perfecto estado hasta hace unos días, cuando acudió al Teatro Español a ver la representación de Luces de Bohemia― deja un vacío en la escena, pero también una carrera que sigue inspirando a las nuevas generaciones de intérpretes.
A lo largo de más de seis décadas trabajó con grandes directores tanto en España como a nivel internacional, entre ellos Pedro Almodóvar, con quien colaboró en varias películas como Tacones lejanos (1991) y La flor de mi secreto (1996), en ambas como protagonista.
Nació en Madrid el 3 de abril de 1946. Subió a un escenario por primera vez cuando tenía 15 años y desde ese momento se enamoró de la actuación. Estudió en la Escuela de Arte Dramático de Madrid y su debut en el cine fue en 1960 con la película Esta noche tampoco.
Formó parte del Grupo de Teatro Universitario y participó en las obras Ocho mujeres y Rebelde, esta última junto a Vicente Parra. Dos décadas después llevó a escena obras como Orquídeas a la luz de la luna (1988) y, con el director Lluís Pasqual, Comedia sin título (1990) y Beckettiana (1991).
Fue presidenta de la Academia de Cine de España entre 2000 y 2003 y durante su gestión pronunció discursos memorables. En la gala de los Premios Goya de 2003, en pleno contexto de movilizaciones por la guerra en Irak, dijo: "No hay que tener miedo a la cultura ni al entretenimiento, ni a la libertad de expresión, ni mucho menos a la sátira, ni al humor. Hay que tener miedo a la ignorancia y el dogmatismo. Hay que tener miedo a la guerra."
Además de su trabajo en España, Marisa Paredes participó en destacadas producciones internacionales y colaboró con varios directores de renombre como Guillermo del Toro en El espinazo del diablo (2001), Roberto Benigni en la reconocida película italiana La vita è bella (1997), Arturo Ripstein en Profundo carmesí (1996) y El coronel no tiene quien le escriba (1999), el francés Raoul Ruiz y el portugués Manoel de Oliveira, entre otros.
Por su trabajo ganó diversos galardones, como Fotogramas de Plata a la mejor actriz de cine en 1991, el Premio Nacional de Cinematografía en 1996, la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes en 2007 y el Premio Goya de Honor en 2018.