La Secretaría de las Mujeres en México es realidad. La nueva dependencia del Gobierno Federal inició funciones el 1 de enero de 2025. Fue creada en sustitución del Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) y la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (Conavim).
De acuerdo la presidenta Claudia Sheinbaum, su objetivo es centralizar y fortalecer las políticas de igualdad de género y prevención de violencia contra las mujeres en el país. Su titular, Citlalli Hernández Mora, es exsenadora y activista social con experiencia en temas de derechos humanos y perspectiva de género.
A diferencia del Inmujeres, que era un organismo descentralizado con autonomía presupuestaria, la Secretaría de las Mujeres es parte del gabinete presidencial y está directamente vinculada al Poder Ejecutivo.
Esto le permite contar con mayor presupuesto y presencia en los estados, además de acceder a reuniones de alto nivel para coordinar políticas públicas con otras dependencias. Su función principal es diseñar, implementar y supervisar políticas públicas para promover la igualdad sustantiva, prevenir la violencia de género y fortalecer el sistema de cuidados en México.
La secretaría está encargada de diseñar, supervisar y ejecutar políticas públicas en diversas áreas clave:
México enfrenta una crisis de violencia de género y desigualdad estructural: desde diciembre de 2018 a septiembre de 2024 han desaparecido 11 mil 190 mujeres y 20 mil 938 fueron asesinadas en el mismo período.
Actualmente 7 de cada 10 mujeres han vivido algún tipo de violencia (psicológica, física, económica, patrimonial y sexual), además, se siguen enfrentando a barreras en el acceso a la justicia, salud, educación y oportunidades económicas.
A pesar de su relevancia, la creación de esta secretaría no garantiza por sí sola la reducción de la violencia. Existen varios desafíos, aquí algunos de ellos:
La Secretaría de las Mujeres representa un avance en la agenda de género y puede facilitar la implementación de políticas públicas más sólidas. Sin embargo, su éxito dependerá de los recursos, la voluntad política y la coordinación con otras instancias gubernamentales para realmente impactar en la reducción de la violencia y la impunidad.