A veces me detengo a pensar si realmente estoy donde debería estar, si he logrado lo suficiente, si mi vida va tan bien como me gustaría. Y, siendo honesta, esos momentos a veces son agobiantes. Algo que he aprendido es que muchas veces subestimamos nuestros avances, los minimizamos o incluso los ignoramos. Nos centramos tanto en lo que no hemos conseguido, que dejamos de ver las pequeñas (y grandes) señales de que, en realidad, nos está yendo mucho mejor de lo que creemos.
Primero, si has aprendido a poner límites, ¡eso es un gran avance! Muchas veces pensamos que decir “no” o poner nuestra salud mental y emocional primero, es algo que deberíamos hacer de forma automática, pero no siempre es tan sencillo. Seguramente en algún momento te has visto atrapada haciendo algo que no querías, nomás porque te dio pena decir que “no”.
Según la terapeuta Brené Brown, la vulnerabilidad de reconocer nuestros propios límites y ser honestas sobre lo que necesitamos es un acto de valentía y cuidado propio. Si has dejado de complacer a todo el mundo o de sentir culpa por tomar tiempo para ti, créeme, vas por buen camino.
Otra señal es si empiezas a disfrutar de tu propia compañía. Antes me daba un poco de miedo la idea de estar sola, sobre todo después de crecer en familia muégano y hasta dormir en el mismo cuarto con mis hermanas, durante la mitad de mi vida. Y ahora, no es que no me guste estar con gente, pero hay algo liberador en poder disfrutar de una tarde tranquila contigo misma, sin la necesidad de buscar validación externa.
Si has llegado al punto en el que disfrutas de tu tiempo a solas, donde te sientes completa sin depender de la compañía constante de otros, ya has dado un paso importante hacia una vida más plena y auténtica.
También es clave reconocer los pequeños cambios en la forma en que enfrentas los problemas. Tal vez antes un pequeño contratiempo te desmoronaba, pero ahora lo tomas con más calma, lo ves con perspectiva y lo solucionas sin que arruine tu día. Eso, aunque no lo parezca, es una gran victoria.
¿Otra pista de que te va mejor de lo que piensas? Estás aprendiendo a disfrutar el presente, aunque no todo sea perfecto. Como bien dijo Carl Rogers, "la buena vida es un proceso, no un estado del ser". Si has dejado de esperar el "momento ideal" para ser feliz y has empezado a encontrar pequeñas alegrías en el día a día, entonces ya estás experimentando lo que significa vivir mejor.
Al final, todo se resume en aprender a valorar nuestros propios avances. Puede que no hayas alcanzado todas tus metas aún, pero estás avanzando. Estás creciendo, aprendiendo, y lo más importante: estás cuidando de ti misma.
Cuando vuelvas a preguntarte si lo estás haciendo bien, recuerda ver más allá de lo evidente. Las señales están ahí, sólo necesitas darte el espacio para verlas.