Por: Scarlett Lindero Cortés/La Cadera de Eva
En los últimos años se ha documentado cómo los hombres más jóvenes —y no tan jóvenes— se están alineando e identificando con los discursos y valores machistas que replican personajes como El Temach o el ya tan famoso y odiado Adrián Marcelo, quienes han logrado conectar con esta audiencia por sus críticas contra el feminismo y las mujeres “liberales”.
Y es que la idea de que los hombres están siendo "desplazados" o "demonizados" por el feminismo se ha convertido en una narrativa común (y equivocada), creando así una narrativa de una "crisis de masculinidad". Y es que muchos perciben los avances feministas como una amenaza.
Lo cierto es que la verdadera amenaza la padecemos nosotras porque también hemos visto cómo esa percepción de victimización masculina está promoviendo más hostilidad hacia las demandas feministas y a la adopción de ideologías machistas que buscan reafirmar un “estatus quo patriarcal”.
El problema es que este tipo de discursos parecieran ser inofensivos porque pensamos que solo se quedan insertados en el mainstream. Sin embargo, tienen un trasfondo más amplio. En realidad este tipo de contenidos le han caído bien a los grupos de ultraderecha, que están detrás de las políticas más restrictivas en todo el mundo.
La investigadora y periodista brasileña Andrea Dip se ha dedicado a estudiar en los últimos años el auge que están teniendo los grupos de ultraderecha. En una entrevista con elDiario.es, alertó que en los últimos años la ultraderecha está resultando atractiva para los grupos jóvenes porque al parecer hoy ser conservador de derecha significa ser rebelde, “estar en contra del statu quo, ser políticamente incorrecto, ser subversivo”.
Es decir, para algunos, estar en contra de las libertades asociadas a la izquierda, como el feminismo o el reconocimiento de los derechos de los grupos minoritarios, pareciera ser un posicionamiento contestatario y rebelde.
Por eso es que la creciente derechización de los jóvenes y su adopción de valores machistas representa un desafío para la lucha feminista. Estados Unidos es el ejemplo perfecto de cómo el auge de la ultraderecha tuvo un papel importante en el retroceso de los derechos de las mujeres con la anulación de la sentencia histórica Roe vs Wade en 2022, lo cual hizo que varios estados de ese país volvieran a criminalizar el aborto e impulsaran campañas y financiaran grupos antiabortistas.
En nuestro país, los grupos de antiderecha también se están colocando en el poder, promoviendo agendas cada vez más regresivas y retrógradas, lo cual podría poner en riesgo el avance de la despenalización del aborto, como ya lo han alertado algunas especialistas.
Por eso es que nos vemos obligadas a cuestionar este tipo de contenidos que promueven la polarización entre hombres y mujeres, lo que no solo representa un retroceso para los derechos de todas y todos, si no un peligro cotidiano frente a lo que muchos califican como “microviolencias” pero que en realidad podría escalar a violencias que podríamos nombrar como terrorismo patriarcal.
Scarlett Lindero Cortés es periodista y editora de La Cadera de Eva, un espacio feminista donde se apuesta por el periodismo feminista con una perspectiva crítica e interseccional.
@scarlettlinde @la_cadera_de_eva