Saltar al contenido

La tragedia del cáncer cervical es no detectarlo a tiempo

La tragedia del cáncer cervical es no detectarlo a tiempo

 

26M Día mundial de prevención del cáncer del cuello uterino 

La verdadera tragedia que México enfrenta es que 13,000 mujeres cada año son diagnosticadas con cáncer cervical y la mayoría en etapas avanzadas de la enfermedad; es el segundo cáncer más frecuente y la segunda causa de muerte por cáncer en mujeres. No olvidemos que aunque el tamizaje ha probado disminuir la mortalidad en el mundo por cáncer cervicouterino, México tiene casi 50 años usándolo sin poderse observar un descenso franco en la mortalidad por este cáncer.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2018, sólo el 28.9% de mujeres de más de 20 años acudieron a realizarse un papanicolaou. El otro problema que existe es que aunque esta prueba es sencilla y económica, su tasa de detección es baja, es decir, más de la mitad de las pacientes enfermas se van a casa sin el diagnóstico. Gracias a los estudios moleculares y la colposcopía, se puede aumentar la tasa de detección, por lo que se deben mejorar las políticas públicas para lograr detectar de forma temprana a la mayoría de las pacientes.

Yo también tuve temor

Cuando tenía 20 años, me daba terror pensar en tenerme que hacer un papanicolaou. No había redes sociales, pero siempre estaba la historia de la prima de tu amiga que había sufrido mucho cuando se lo hicieron. Luego empezó la carrera y por ende la falta de tiempo para acudir a revisarse. Después, ya siendo residente, me empezó a dar miedo tener lesiones por VPH y pasar a formar parte de las estadísticas mexicanas de mujeres jóvenes con cáncer cervical. 

Un buen día, a mis 27 años, roté como residente en el Hospital de Inguarán con el doctor Chong, que me animó e inspiró confianza para realizarme el estudio y así pude descubrir que tenía una lesión premaligna. Cuando me lo dijo, me dio una tranquilidad saber que lo peor ya había pasado (tomar la decisión de hacerlo) y como en la mayoría de la gente, se vigiló la lesión y después de unos meses desapareció sin necesidad de cirugía. Si por cualquier circunstancia, esa lesión hubiera avanzado a cáncer, sé que el Estado habría gastado aproximadamente 100 mil pesos en mi tratamiento.

Creemos medicina alejada de prejuicios

Entiendo lo difícil que es acudir a revisión en un mundo donde hay tantos casos de violencia ginecológica (colocar el espejo vaginal sin delicadeza, brindar explicaciones escuetas de lo que significa el VPH, relacionar la enfermedad con promiscuidad, culpabilizar a la paciente del cáncer). Si tienes muchas parejas sexuales te llenan de miedo respecto al riesgo de tener cáncer por VPH, si no tienes parejas sexuales, te crean una falsa certeza de que no te va a dar cáncer porque es causado por un virus que se transmite por relaciones sexuales. 

La realidad es que tu mamá pudo haberte transmitido el virus o con sólo un contacto pudiste haberlo adquirido. El número de parejas solo te habla de la probabilidad de adquirir VPH, no de tener cáncer, por lo que es importante recalcar que todas tenemos riesgo de cáncer cervicouterino y la única manera de estar seguras es acudir a hacernos las pruebas de forma rutinaria.

Lo más importante respecto al cáncer cervical es saber que las estrategias deben ser cambiadas. Debemos crear una medicina alejada de prejuicios y miedos, debemos fomentar el acceso igualitario a la salud, debemos crear consciencia de acudir a hacer los tamizajes ginecológicos con la misma normalidad que se acude a una limpieza dental.

Como personal de salud debemos transmitir confianza y seguridad y combatir la desinformación y el prejuicio; solo así vamos a poder cumplir finalmente con el objetivo de bajar de forma significativa la mortalidad causada por lesiones que se pueden erradicar en un consultorio médico de forma ambulatoria si son detectadas a tiempo.

Comenta, comparte, conecta