Antes de que se enfríe el café y se nos pase la vida...
Porque no hay segundas oportunidades para todo
El café calientito tiene algo mágico. Nos invita a pausar, a reflexionar, a estar presentes. Pero si nos distraemos, si postergamos el primer sorbo, inevitablemente se enfría. Y, ¿no es la vida un poco así? Esos momentos que dejamos para “después” también se enfrían, y cuando por fin nos damos cuenta, ya no saben igual.
Hace poco leí el libro Antes de que se enfríe el café de Toshikazu Kawaguchi, y no he dejado de pensar en él. La historia se desarrolla en una pequeña cafetería en Tokio donde puedes viajar al pasado, pero hay una condición: solo puedes cambiar lo que sea posible antes de que el café servido enfríe. No hay tiempo para dudas, excusas o titubeos. Es un recordatorio poderoso de que, en la vida, los momentos importantes suceden mientras “el café sigue caliente”.
Pensando en eso, me pregunté: ¿cuántas cosas importantes podríamos hacer en ese tiempo? Antes de que se enfríe la taza, puedes marcarle a esa amiga con la que llevas meses diciendo: “Tenemos que vernos”. Puedes enviar ese mensaje que has escrito y borrado mil veces. Puedes decirle a alguien cuánto lo quieres, sin rodeos ni pretextos. No necesitas una máquina del tiempo, solo el valor de aprovechar el presente.
También puedes tomar un momento para ti. Cierra los ojos, respira, y recuerda lo que realmente importa. Haz una lista mental de las cosas que te hicieron feliz este año. ¿Sabes cuántos momentos increíbles has dejado pasar desapercibidos? Tal vez fue ese día que te reíste hasta llorar, una tarde tranquila viendo cómo llovía, o una sonrisa inesperada en la calle.
El final de un año y el inicio de otro es una oportunidad perfecta para llenar nuestra taza de café con gratitud y propósito. ¿Qué puedes hacer antes de que se enfríe? Aquí van algunas ideas:
- Llama a tus padres y agradéceles por su amor, aunque sea imperfecto.
- Toma una pluma y escribe una carta, para cerrar un ciclo o para abrir uno nuevo.
- Da ese abrazo que has postergado por orgullo o por “no tener tiempo”.
- Agradece a tu YO del pasado por haber resistido, y promete a tu YO del futuro cuidarlo mejor.
La vida no nos da segundas oportunidades con todo, pero sí nos da pequeños momentos cada día para actuar. No los postergues. Que no se enfríe tu café, ni esas palabras que debes decir, ni esos pasos que tienes que dar.
Porque al final, como en el libro, lo más importante no es lo que podemos cambiar del pasado, sino lo que decidimos hacer con el presente. Y mientras el café aún humea, siempre hay tiempo para un "te quiero", un "lo siento" o un "estoy aquí"
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