A veces pienso que pedir ayuda es un arte que muchas de nosotras hemos olvidado o, peor aún, nunca aprendimos. Es curioso porque si alguien a nuestro alrededor está en problemas, somos las primeras en ofrecer apoyo. Organizamos horarios, buscamos soluciones y movemos cielo, mar y tierra por las demás personas. Pero cuando somos nosotras quienes necesitamos una mano, nos llenamos de excusas: “No quiero molestar”, “seguro pueden pensar que soy incapaz”, “yo puedo sola”. ¿Te suena?
Hay algo profundamente arraigado en nuestra cultura que nos empuja a asociar pedir ayuda con debilidad. Nos han vendido la idea de que una mujer fuerte es aquella que puede con todo. Y claro, esa narrativa es tan agotadora como falsa. Como dice Walter Riso, “creer que la autosuficiencia absoluta es un símbolo de fortaleza es una trampa emocional. Reconocer nuestros límites y buscar apoyo, en realidad, nos fortalece”.
Pedir ayuda no significa que fracasamos, sino que entendemos que no tenemos que cargar con todo solas. El problema es que, muchas veces, no sabemos cómo hacerlo. Empezar puede ser tan sencillo como identificar nuestras emociones y ponerles palabras claras. Si estás abrumada por el trabajo, empieza con: “Necesito apoyo con este proyecto porque estoy sobrecargada”. Si las obligaciones en casa te están rebasando, pídeles a quienes viven contigo que se hagan cargo de algo. Lo importante es dejar de esperar que los demás adivinen lo que necesitamos y empezar a verbalizarlo.
Otra clave está en cambiar nuestra mentalidad. Pedir ayuda no nos hace menos, y aceptar apoyo no nos quita mérito. Pensemos en ello como un acto de autocuidado y también de reciprocidad. Cuando permitimos que alguien nos ayude, también les damos la oportunidad de sentir que son importantes en nuestra vida.
Ser personas llenas de emociones incluye tener días malos, momentos de duda y cargas que no podemos manejar solas. Quizá sea momento de cambiar la narrativa y recordar que incluso las mujeres más fuertes también tienen el derecho de descansar sus hombros en los de alguien más.