Ser freelance: la importancia de saber gestionar el descanso
Por: Marisol Ciriano
¿Cuánta “independencia” tienes para “no hacer nada”?
Me lo habían dicho: ser freelance no es para todas porque, al contrario de lo que muchas personas piensan, tienes que tener más orden con todo: tiempos de entrega, horas de trabajo y también saber tener momentos de descanso.
Hace dos años, como mucha gente de mi generación, renuncié a un trabajo que en ese momento sentí que me quitaba más paz mental de lo que me brindaba y me lancé a ser independiente por unos meses, en lo que “encontraba algo mejor”.
Al principio, ser mujer freelance en mis 20 fue genial: una rutina de salir a correr por las mañanas, dedicar pocas horas a mi trabajo e incluso desvelarme entre semana. Creía que lo llevaba perfecto hasta que en mayo de 2024 me encontré sobrepasada. Tenía un trabajo de medio tiempo, un freelance fijo, daba capacitaciones y llevaba las redes de una organización. Sumado a editar una revista con mi mejor amiga.
Esa carga laboral que me impuse me llevó a trabajar mucho más de ocho horas diarias, a hacer de lado el ejercicio muy seguido y a tener muy pocas horas de descanso o a no tenerlas. Fue así que regresé a terapia.
Mi terapeuta, cognitiva conductual, empezó a darme diferentes herramientas para atravesar mejor esta situación y no terminar queriendo renunciar a todo y volver a mi ciudad; una acción que, por mi personalidad, era parte del impulso que había comenzado a sentir hacía varias semanas.
Comparto algunas de las cosas que me sirvieron. Ojo, que es algo que por cómo funciona mi cerebro, rutina y niveles de estrés, encajaron conmigo y que no necesariamente son para todas las personas freelance:
- Acomoda tu lista de pendientes según sientas tu energía ese día: así es, soy la chica que anota pendientes y los tacha para sentir más placer. Sin embargo, de pronto tenía anotados mil pendientes para un día laboral corto. Las cuentas no daban y menos los días que, por diferentes situaciones emocionales, no podía atender cosas y me sentía abrumada ante tantas cosas. Aquí la idea es que cuando armes tu agenda del día, evalúes dentro de ti misma qué tanto sientes o sabes que puedes hacer ese día. Si te anotas cuatro pendientes, perfecto.
- Un contrato contigo misma: esta herramienta, según me contó, es algo que usan con los niños pequeños. Escribes un contrato con los compromisos que haces y que son no negociables, con una recompensa clara. Ahí me comprometí a trabajar un número de horas, con pocas excepciones.
No voy a mentir, aunque estas y otras herramientas funcionaron, en un punto, antes o después, sí renuncié a uno de mis trabajos.
De cualquier manera, intento seguir ese contrato mientras navego con las diferentes entregas: solo dedico cuatro horas al que me paga medio tiempo, mucho menos a otro freelance y unas pocas horas al mes a un tercero que me exige eso. La idea es no pasar de siete horas de trabajo al día con todo y mi tiempo para comer. Lo demás debe ser descanso.
No siempre se logra, a veces la carga me rebasa y otras veces hay temas que me alejan de la compu muchas horas, pero intento mantener el equilibrio. Puede ser difícil porque el ambiente en que me manejo es de personas acostumbradas a no despegarse de la computadora en todo el día. Con todo y todo, pretendo mantenerme firme.
Mientras navego en una media vida freelance, intento que la ola no me lleve. Últimamente recuerdo que, como vi en una imagen hace poco, el descanso no es algo que merezcamos, sino es una necesidad para el cuerpo.
Sobre la autora
Marisol Ciriano es periodista duranguense. En la adolescencia supo que quería contar historias y luego no se le ocurrió hacer otra cosa. Es editora en La Desvelada y apoya en la coordinación de contenidos. También trabaja en Factual/Distintas Latitudes como coordinadora de documentación y gestión de proyectos y hace freelance en el área de redes. Le gusta hablar largo y tendido y quiere que toquen el Pávido Návido en su funeral.
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