Contenido

Autosabotaje: dejar de meternos el pie

Escrito por Alexis Alanís Gómez | 27 enero 2025

El freno de mano invisible que nos impide avanzar

El autosabotaje es ese molesto freno de mano que nos ponemos justo cuando estamos a punto de avanzar. Es un patrón que nos boicotea, a veces disfrazado de perfeccionismo, miedo al fracaso o simplemente procrastinación. Y no, no es que seamos más flojas o inseguras que otras, es que todas tenemos ese jueguito mental que nos dice: “¿Segura que puedes?”.

¿Cómo saber si te estás autosaboteando? Aquí unas pistas: ¿Te llenas de excusas para no empezar eso que tanto quieres? ¿Sientes que no mereces lo bueno que te pasa? ¿Prefieres quedarte en tu zona cómoda, aunque se sienta pequeña? Ojo, porque estas conductas pueden parecer inofensivas, pero terminan por alejarnos de nuestros sueños.

Ahora, la gran pregunta: ¿Qué hacemos para dejar de sabotearnos? Primero, hay que identificar esas creencias que nos frenan. ¿De dónde vienen? Muchas veces son ideas que aprendimos de pequeñas o que adoptamos sin cuestionarlas. Por ejemplo, el clásico: “Si no lo haces perfecto, mejor no lo hagas”. Luego, toca reemplazarlas. Si el pensamiento es “No soy suficiente”, prueba con un “Estoy aprendiendo y eso es valioso”. La forma en que nos hablamos importa, y mucho.

Como en muchas cosas, siempre ayuda tener identificado el problema, porque de alguna manera estás un paso adelante y puedes empezar a buscar soluciones. En este caso, hay que preguntarnos ¿por qué no estamos listas para recibir lo que merecemos, para avanzar o para seguir triunfando?

También ayuda rodearte de gente que crea en ti, especialmente cuando tú no puedes hacerlo. Busca esas amigas, mentoras o incluso libros que te inspiren y te recuerden que no estás sola. Y, sobre todo, aprende a celebrar tus pequeños logros. No importa si el camino parece lento mientras vayas avanzando.

Al final del día, dejar de sabotearnos no es algo que se logre de un día para otro, pero cada paso cuenta. Porque merecemos ser nuestras mejores aliadas, no nuestras mayores enemigas. La próxima vez que te descubras con el pie listo para frenarte, pregúntate: “¿Qué haría una mujer que cree en ella misma?” Y haz eso.