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Doomscrolling: caos mental generado por exceso de información

Escrito por Mariana Navarro | 26 agosto 2024

 

El descanso de redes sociales es esencial para nuestra salud mental

La frase “el conocimiento te hará libre” siempre me ha parecido una gran ironía de la vida. Sin ofender a Sócrates, pero el conocimiento muchas veces, más que libertad parece crear una prisión llena de tormentas incontrolables. Se le conoce como doomscrolling o doomsurfing a la actividad de pasar horas navegando en redes sociales con la intención de seguir noticias que, sobre todo, contienen información negativa.

¿Qué pasa con este hábito? Últimamente me he topado de frente con casos que me han permitido dar ese salto de la ignorancia al reconocimiento de una creciente apatía y desinterés por todo lo que pasa a nuestro alrededor. Nos encontramos con una dureza extrema en cuanto a juicios de valor respecto a qué tanto nos involucramos con temas de orden social como las guerras, la hambruna, la trata de personas, la emergencia climática, etcétera. 

Las personas nos colocamos en un jaloneo entre la impotencia y la culpa por no hacer más que darle like o compartir posts, reels o tiktoks que muestran los escenarios y realidades a los que se enfrenta la humanidad. Vemos como poco lo que somos y hacemos, entonces seguimos scrolleando para informarnos más, para ganarle a la “ignorancia teórica” y acabar con fatiga emocional.

Si ya estabas estresada, sintiéndote desanimada o apática, el doomscrolling solo servirá como una confirmación de que deberías sentirte así, es un: “claro, debes sentirte mal porque ve el mundo y cómo es que se sigue yendo al retrete”. Por naturaleza se vuelve un hábito automático. Detente a observar a tu alrededor y en cada “momento libre” lo primero que hacemos es revisar el celular, ya sea por recibir un mensaje o meternos a Facebook, Instagram o TikTok para iniciar con el movimiento repetitivo de deslizar el dedito sobre la pantalla.

Ahora, la solución absoluta no es dejar de consumir contenido informativo negativo para reemplazarlo con ver cosas graciosas y tiernas porque al final seguiríamos enchufadas a la pantalla. Lo que se ocupa son periodos de descanso absoluto; de hecho hay quienes literalmente desactivan sus apps de redes sociales durante un fin de semana y el lunes retoman la actividad. 

El descanso de redes sociales no implica tampoco un aislamiento total, lo que propone es conectar con el mundo a la antigüita: platica con las personas a tu alrededor, tus amistades, tu familia, extraños con los que hayas coincidido. Puedes sacar a colación la angustia y ansiedad que te genera lo que pasa en el mundo y muy probablemente te encuentres con que muchas otras personas pasan por algo similar. Generar una comunidad de cuidado no es pensar en armar una utopía llena de soluciones para el mundo, sino también acompañarnos en lo que nos atraviesa.