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La mirada de las infancias en el cine

Escrito por Anahí Gómez Zúñiga | 02 mayo 2024

 

Películas para recordar que la niñez no sólo son flores y muchos colores

Para re-dignificar a las infancias y devolverles el lugar valioso que merecen, es importante mirar su absoluta complejidad. Reconocer el dolor, la maldad, el goce, el caos, la alegría y toda la multiplicidad que habita a las personas infantes.

Las infancias también sufren y se rompen y odian. No todo en su existencia es felicidad y ternura. Son seres complejos con la capacidad de volarle los sesos a cualquiera, por eso pueden enseñarnos tantas cosas con su sola existencia. 

Para ilustrar esto, pienso en algunas películas que quiero recomendarte: Aftersun, de Charlotte Wells; Close, de Lukas Dhont; Cinco diablos, de Léa Mysius; y Veneno para las hadas, de Carlos Enrique Taboada. Todas son películas narradas por la mirada de las infancias, son cintas que desgarran, que gritan y derrocan las narrativas adultocéntricas para sumergirse en la infancia como ese territorio indócil, salvaje, rebelde, lleno de cosas indescifrables. 

Aftersun

Honestamente, esta cinta está en mi top tres. Es la historia de Sophie, una pequeña que rememora unas vacaciones con su padre y, a través de su relato, nos adentra en la depresión, en la pérdida, en una tristeza que se pega en los huesos. Sophie mira hacia atrás para sumergirse de lleno en los recodos de la memoria, en esos espacios donde las posibilidades del mañana se anulan.

Me gusta especialmente porque la protagonista es una niña intensa (en el mejor sentido de la palabra), con una inteligencia punzante y con una relación complicada con su padre. No quiero revelar nada más, solo te aconsejaré una cosa: si la ves, compra antes una gran caja de Kleenex.

Close

Esta película dura dos horas, pero duele para toda la vida. Es la historia de dos amigos que, en medio de una genuina relación de amor, se estrellan contra el patriarcado, la homofobia y los estereotipos que tarde o temprano rompen a los hombres.

La cinta, estructurada desde la mirada de un niño que está en el tránsito para dejar de serlo, es un relato acerca del duelo. En esta peli vemos cómo los afectos y las afectaciones son volcanes en constante erupción cuando de infancias se trata; que la culpa, las pesadillas, el llanto y la vergüenza también son parte de la infancia aunque, en la romantización simplista, preferimos decirnos que se trata de etapas repletas de azúcar.

Sugiero ver esta cinta cuando tu corazón esté suficientemente fuerte para soportar un gran golpe.

Cinco diablos y Veneno para las hadas

Estas películas las pongo a la par porque pertenecen al mismo universo: el de la magia, el rencor y la venganza. Ambas narradas desde la perspectiva de las niñas. 

Son cintas oscuras que navegan por el odio y los alcances que este puede tener en la vida de las personas infantes. Estas películas son historias que se preguntan por las llamas, por dejarse arder, por destruirlo todo y, finalmente, por la posibilidad de que la lumbre se lleve consigo el dolor, el miedo y la rabia. Igual que en Nefando (ese libro que vuelvo a recomendarte), estas películas recuerdan que la infancia es un bosque, uno muy hondo y, muchas veces, incluso terrorífico. 

Como me dijo alguna vez Tania Ramírez, la directora ejecutiva de REDIM, hay que mirar de frente las heridas de las y los niños, reconocer su humanidad, poner sus experiencias a la altura exacta de nuestros corazones; ni más arriba ni más abajo, sino en igualdad de condiciones y complejidades.