Hace 15 días fue el Día Nacional de los y las Psicólogas, entre las felicitaciones a colegas, unas amigas y yo platicabamos sobre los cambios evidentes que estamos experimentando como sociedad cuando se trata de la salud mental.
Por un lado, es un gran logro tener más espacios de divulgación tanto científica como social, ya que esto ha permitido romper con las barreras de la exclusividad académica. Ahora, si bien esto es muy bueno, recuerda siempre cuestionar lo que lees, escuchas o te encuentras sobre salud mental, diagnósticos psicológicos, trastornos, medicamentos psiquiátricos, etcétera.
Por su parte, las personas profesionales de la salud mental deben seguir trabajando por construir una psicología a la altura de las circunstancias, con esto nos referimos a que contactemos y seamos conscientes de las realidades que atraviesan a todas las personas, eso sin caer en el riesgo de querer hacernos todólogas.
Principalmente que haya una mayor implicación del gobierno mexicano con propuestas claras sobre el sector salud, incluyendo la salud mental. Si ahondamos en la historia de la psicología en nuestro país, nos encontraremos con que por años se ha buscado crear una "psicología mexicana" que además quede a la altura de otras ciencias como las matemáticas, lo que significa estandarizar la subjetividad humana.
En la carrera hablar sobre pensamientos, sentimientos o creencias era como estar hablando de magia y brujería. La formación con esa búsqueda por exactitud y estadísticas predictivas nos ha alejado mucho de la capacidad de contactar con la población, empezando por nosotras mismas como personas que estamos inmersas en la misma cultura, diferentes contextos y convergiendo con otras realidades de historia de vida.
Si bien pareciera que hablar de salud mental nada tiene que ver con política, lo cierto es que va de la mano en espera de respuestas coherentes sobre el panorama actual al que nos enfrentamos.
Un estudio realizado en 2022 por la dependencia de Servicios de Atención Psiquiátrica del gobierno mexicano, mostró que el escenario actual incluye que al menos 3.6 millones de personas en México sufren depresión. De dicha cantidad, un millón pueden presentar cuadros más severos con tentativas de suicidio.
La lista continúa mostrando que 2.5 millones de personas viven con el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC), así como una gran cantidad de niños y jóvenes que presentan conductas relacionadas con el espectro autista.
Si a lo anterior sumamos el último dato que se tiene sobre las personas que realmente reciben tanto un diagnóstico como tratamiento oportuno, solo el 18.6 % de la población total tiene acceso a estos recursos.
Siempre habrá muchas cosas más que aprender, pero el reto de la psicología actual es poder generar herramientas de autocuidado y cuidado colectivo que atienden los procesos de estrés, duelo y angustia que actualmente nos están generando acontecimientos violentos, así como experiencias personales que piden ver la diversidad que existe en nuestra población.