¿Qué exposiciones puedo ver en el Museo de la CDMX durante septiembre?
El arte siempre será un puente
Si te estás preguntando a dónde invitar a tu crush o qué plan armar para tener una cita contigo misma, te recomiendo asistir al Museo de la Ciudad de México. Un recinto solitario que pareciera totalmente inmune al vértigo del Centro Histórico.
Entrar y salir de este espacio es como acceder a una burbuja inmensa donde un mundo ajeno al caos y el ruido citadino se expande entre los pasillos antiguos y las salas silenciosas del recinto.
Actualmente hay dos exposiciones de dos artistas plásticas que, a través de diferentes técnicas, tienden puentes entre la emocionalidad, la carne y la sombra. Aquí te cuento más sobre ellas.
Musas negras de Sofia Weidner
Sumergirte en esta exposición es acceder a un universo que indaga en lo siniestro de los hogares y la familia, en la desesperanza, en la violencia machista que las mujeres atraviesan en sus casas, en las tristezas y las voces trágicas que lo envuelven todo en la bruma.
Pero también es una ventana para observar cómo todas las emociones pueden convertirse en arte, en territorios que se vinculan con otras personas para trascender al dolor y crear tejidos que se acompañan suavemente por la vulnerabilidad.
Sobre su propia obra, Sofia explica: “Me di cuenta de que lo que yo sentí en solitario, muchas mujeres también lo sienten, y entonces me vi menos sola y menos señalada. Si bien las piezas tienen una temática de emociones dolorosas, tristes y furiosas, hoy trascienden, porque hoy esas obras significan mucha alegría, cobijo, y al ser vistas por ustedes, significa que ya no estoy sola, un sueño enorme logrado, y eso hace el arte, y así como el feminismo devolvió dignidad a mi existencia, el arte también”.
Las piezas de Sofía combinan la pintura, el bordado, la escultura y la instalación. Su discurso feminista atraviesa una muestra que, aunque pequeña, te conduce a reflexiones densas acerca de la identidad, las raíces, la soledad y la depresión.
A pesar de la crudeza de la exposición, el mensaje final invita a la libertad, a la construcción de refugios propios y, especialmente, a la vida. Me recordó mucho a los versos finales de un poema de Anne Sexton:
Digo vive, vive por el sol,
el sueño, el regalo exitante.
El Negro de Beatriz Zamora
Beatriz Zamora es reconocida porque sus obras son todas de color negro. Algunas veces más brillante, otras con formas tiernas y en muchas otras ocasiones parecieran los tejidos de algún Xenoformo.
Beatriz combina sus piezas con poemas breves dedicados al color negro, a las posibilidades que la sombra abre. Y me parece hermoso asomarse a la caverna sin miedo, con la absoluta certeza de que al fondo también estaremos nosotras mismas esperándonos, alertas para cuidar nuestros pasos.
Esta lucha perpetua entre la luz y la sombra se disuelve en la obra de Beatriz, donde no hay espacio para discursos maniqueístas. Es en la oscuridad donde uno se sienta a esperar la luz, escribe Valeria Tentoni. Es en el negro donde una encuentra la verdadera belleza, explica Beatriz.
***
Y así, tanto la exposición de Sofía como la de Beatriz se asoman sin miedo en aquellos espacios que nos enseñaron a silenciar. Ambas apuestan por miradas complejas que crean sin miedo, que nombran la herida pero también la inmensa capacidad para transformarlo todo en algo diferente, lo que sea que queramos o logremos imaginar: una casa roja repleta de hilos y poemas, o una sala llena de cuadros negros que te invitan a mirar tus llagas sin ningún tabú.
Bonus track: como nota al pie, y no por eso menos relevante, te cuento que también encontrarás El Picnic y la sobremesa. Pancho López más de 25 años de performance, una retrospectiva de uno de los artistas más importantes de nuestro país. A lo largo de su carrera ha experimentado con lo cotidiano y su potencia emocional. El humor es otro de los ingredientes constantes en las piezas de Pancho, un creador que es necesario conocer para indagar en las indisciplinas mexas.
Comenta, comparte, conecta