Conocí las copas menstruales hace 8 años, después de tener en seguimiento a una paciente por dismenorrea (cólicos al menstruar). En la consulta anual volvió para el chequeo y me dijo que la solución para el dolor fue empezar a usar la copa menstrual.
En un principio sentí repulsión con la idea de usarla. Desde niña he odiado menstruar al grado de haber usado 10 años un anticonceptivo para que no me bajara. Cuando por fin le di oportunidad, me enamoré de su uso principalmente porque era tan cómoda que no sentía que estuviera menstruando, mi piel no se sentía irritable y los malestares que tenía en menstruación se fueron.
Hay una cantidad sorprendente de toxinas que introducimos en el cuerpo a través de la boca y la piel. Se sabe que después de cierta dosis, nuestro hígado no puede eliminarlas por lo que son dañinas para la salud
Algunas de estas sustancias se llaman disruptores endocrinos que aunque son producidas fuera del cuerpo, son capaces de interferir con el funcionamiento normal del sistema endocrino, imitando la acción de las hormonas naturales.
Los disruptores endocrinos se usan en los conservadores, antimicrobianos, filtros UV, fragancias, en productos para el cuidado personal, por ejemplo, toallas, tampones y toallitas húmedas.
Estudios epidemiológicos han relacionado a los ftalatos, parabenos, bisfenoles y triclorocarban a efectos en el sistema endocrino y desórdenes reproductivos en mujeres. El mayor componente que se ha encontrado en toallas sanitarias, tampones o toallitas húmedas son los ftalatos.
Los ftalatos (que brindan flexibilidad en los productos) se han asociado a infertilidad, pubertad precoz, endometriosis, tumores genitales femeninos, alteraciones en la ovulación, y en exposición prenatal al parto prematuro y bajo peso peso al nacer.
La piel vulvar y la mucosa vaginal tienen una alta eficiencia en la absorción, incluso 10 veces mayor a la piel. Además, no olvides que hay contacto mensual constante durante todos los años reproductivos e incluso hay quienes usan las toallas a diario o las combinan con fragancias o toallitas húmedas que también contienen disruptores endocrinos.
No existen normas o reglamentos respecto al uso de disruptores endocrinos en productos de gestión menstrual, pero sí hay evidencia de haberse encontrado en mayor cantidad en pacientes con endometriosis.
Sugiero que a las niñas se les introduzca la copa menstrual. Recuerda que el mal llamado himen no cubre por completo la entrada en la vagina, por lo que dependiendo de cada persona puede usarse, claro después de que la niña conozca las diferentes partes de su cuerpo.
De todas formas, hay otras opciones como las toallas de tela o los calzones menstruales. Lo más importante es que no sean la niña que fui yo, que le tenía asco a la menstruación por lo dolorosa y abundante que era. Es importante concientizar respecto a que es un proceso normal que no debe ser doloroso ni molesto.
No pretendo ser la evangelizadora de productos de gestión menstrual y generar miedo entre las usuarias que por costumbre o comodidad usan toallas desechables. Cada quien decide lo que hace, pero es importante que estemos informadas de los potenciales daños a nuestra salud.