Recuerdo que de niña escuchaba mucho a mis tías decir “la moda va y viene”, sobre todo para referirse a ropa, estilos de peinados y maquillajes, pero claramente esto también aplica con los juguetes. Tal ha sido el caso de los Ternurines, también conocidos como Sylvanian Families o Calico Critters, que en cuestión de meses regresaron con gran popularidad entre las personas de 16 a veintitantos años de edad.
Antes que ver como un absurdo que hoy en día una mujer joven busque ahorrar para adquirir un Ternurín, me llama más la atención comprender, ¿qué nos regalan estas tiernas familias peludas?
Tenía 8 años cuando, junto con mi hermana, le pedí a los Reyes Magos la casa de campo de los Ternurines y la familia de erizos. Aunque las firmas de Polly Pocket, Little People y Barbie también tenían sus casitas para sus muñecas, la verdad es que nada se comparaba con tener animalitos peludos con vestidos muy monos a los que podías cuidar tanto en su versión adulta como a sus bebés.
Normalmente estos juguetes son usados en la terapia infantil para conocer el tipo de dinámicas familiares que los niños observan o viven en casa en su día a día, pero lo que está sucediendo actualmente es que las jóvenes que adquieren Ternurines para sus colecciones, se están mostrando con mayor apertura a la ternura que les provocan estos personajes.
Incluso me parece que los bellos Ternurines han provocado pensarlos y verlos como una forma de autocuidado y cuidado colectivo, ya que adquirir uno te permite conocer a personas con tus mismos gustos o incluso con un temperamento similar a través de eventos o clubs de intercambio.
Es muy posible que a través de los Ternurines estemos repensando el permiso que pocas veces nos damos para observar nuestras necesidades emocionales en un ambiente seguro.
El hecho de que haya memes e ilustraciones con los que podemos ver escenas de la vida adulta representadas por el Ternurín Conejo Chocolate o el Ternurín Pingüino nos ayudan a reconocer que no siempre debemos mantener una máscara de adultas responsables que jamás sienten ganas de hacerse bolita y esperar un nuevo día.
Si bien para cada persona la ternura se siente con diferentes cosas o personas, los Ternurines tienen una la imagen indefensa de animalitos suaves que puedes llevar a cualquier lugar como si fueran un pequeño talismán. Nos hacen recordar ese deseo auténtico de dar protección y cuidado a objetos o personas sin buscar que haya de inmediato una retribución.
Puede que, por ahora, estos animalitos se hayan convertido en una herramienta de aprendizaje didáctico para reconocer el beneficio de la calma, la confianza y una mirada positiva y enternecedora de la vida.
Consejo: te invito a que te acerques a los objetos o a las personas que te provocan ternura y te permitas realizar con ellas una actividad que consideres que demuestra tu afecto amoroso, cuidados e incluso cursilería. Si lo necesitas y te hace sentir cómoda, pide que te den cariño y mimos.