¿El dolor de las madres buscadoras es objeto de campañas electorales?
La activista Ceci Flores pide la intervención de la CIDH
Las madres buscadoras están tan cansadas de no encontrar a sus desaparecidas o desaparecidos que, tras varios años, muchas de ellas pierden la esperanza de obtener justicia y priorizan encontrar a sus familiares.
Muchas de ellas, como la activista y fundadora de la organización de madres buscadoras de Sonora Ceci Flores, reciben llamadas anónimas en las que solo les indican las coordenadas de posibles fosas clandestinas. Cada llamada es una posibilidad de encontrar a sus familiares desaparecidas o desaparecidos, por eso acuden a cada lugar señalado.
Así sucedió el pasado 30 de abril. Luego de recibir una llamada anónima, Ceci acudió a un terreno en las inmediaciones de las alcaldías Tláhuac e Iztapalapa de la Ciudad de México, donde le aseguraron que encontraría un crematorio clandestino. En un video que publicó en su red social X dijo que halló restos humanos y credenciales.
Su palabra contra la de hombres con poder
Luego de que la denuncia de Ceci fuera retomada por varios medios de comunicación, y de que se realizaran algunas pruebas, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, cuestionó que “vinieron de Sonora y de Chihuahua, personas que no nos quieren a nosotros y que pertenecen al bloque conservador”.
Martí Batres, jefe de gobierno de la CDMX, también descalificó el hallazgo de Ceci asegurando que era un “montaje frustrado” realizado para afectar al gobierno capitalino por la temporada electoral, y que las credenciales pertenecían a gente viva y los restos a perros.
Y es que en medio de las campañas presidenciales y de algunas entidades, como la Ciudad de México, sabemos que todo podría ser sospecha de simulación, de plantación, de engaños o acusaciones falsas (como ha ocurrido en los debates electorales), con tal de ensuciar la imagen del partido político rival.
Pero si así fuera, ¿por qué usar a las madres que buscan incansablemente a sus hijos e hijas? ¿Por qué politizar su dolor y su lucha en lugar de atender sus demandas? ¿Y por qué no, en todo caso, dar el beneficio de la duda a quien ha encontrado más de 2,700 personas (a pesar de no ser su trabajo) en su intento por hallar a sus hijos? ¿Por qué no transparentar los resultados de las pruebas para disipar dudas?
La responsabilidad no debería recaer en la ciudadanía
Ceci ha dedicado casi 10 años de su vida a la búsqueda de personas, respondiendo a la ayuda que le piden en distintas partes del país a pesar de que no todas las jornadas estén dedicadas a encontrar a sus propios hijos. Ha luchado contra la burocracia y la corrupción de un país de desapariciones. Con eso en mano, pidió la intervención de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para analizar los restos hallados.
En tiempos electorales, y ante la desconfianza en las autoridades que han ocultado información sobre la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa o que desaparece cifras de desaparecidos (sí, así de absurdo como suena), la credibilidad se convierte en una decisión personal (una estrategia bien lograda), dejándole la responsabilidad a la ciudadanía:
¿Creer en una madre que busca a uno de sus hijos desde 2015 y a otro desde 2019 y que se trata de un hallazgo más que el gobierno trata de ocultar para no afectar su imagen política porque coincide con las campañas electorales? ¿O creer que es un montaje de la oposición del que Ceci y muchas familias están siendo víctimas?
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