El nacimiento del bebé no siempre es una experiencia maravillosa
Tu experiencia personal no define la de las demás
Las fotos después de un nacimiento suelen tener muchos likes. Realmente ver las manos o pies de un bebé, la cara embelesada de la madre y padre y ver un cuarto lleno de flores y globos genera alegría, ternura y emoción por la nueva familia. La alegría de conocer a un nuevo miembro no merecería menos.
Pocas veces en cambio he visto fotos de cuando hay alguna complicación. Es entendible. No hay cabeza para pensar en otra cosa. Pero la falta de información accesible hace que quienes viven este momento suelen sentirse solos. Y justo ese momento de dolor, incertidumbre, tristeza y enojo yo no lo catalogaría como el mejor momento en sus vidas.
Las complicaciones que pasan en un nacimiento las suele conocer muy bien el personal de salud. Durante el control prenatal solemos mencionarlas de forma superficial para no generar mayor estrés a la incertidumbre de un nacimiento. Me atrevo a asegurar que todas las que nos dedicamos a esta labor le tenemos mucho respeto a los nacimientos porque sabemos lo que puede pasar.
Hay cosas que se pueden esperar porque la paciente o el bebé tienen factores de riesgo. Pero hay situaciones que suceden en madres y bebés sanos que no siempre tienen una explicación. Si la familia tiene cerca a su obstetra/neonatóloga es más fácil transitar este periodo, pero si el bebé nació en un hospital público, los informes y manejo médicos los dan diferentes doctoras y/o doctores de acuerdo a su criterio y a lo que tenga disponible.
Posibles riesgos en el parto
En la madre puede haber el famoso periodo expulsivo prolongado (ya con dilatación completa, el bebé excede el tiempo en el que debería nacer). Se debe entonces optar por realizar una cesárea, usar fórceps o algún instrumento que traiga al bebé con las complicaciones asociadas a esto. En muchos casos, hay tanto estrés que penosamente no le explican a la madre por qué hacen eso y se ejerce violencia obstétrica aunque el objetivo era salvar la vida de ambos.
Además, después del nacimiento puede haber una hemorragia obstétrica (perder litros de sangre en pocos minutos), formarse grandes coágulos en las piernas que pueden migrar a otros lados), hematomas en el canal de parto (moretones que causan aumento de volumen y mucho dolor), lesiones en la vejiga, infecciones que pueden requerir cirugía, antibióticos, transfusiones de sangre e incluso manejo por terapia intensiva.
Un bebé puede tener dificultad para respirar, puede tener una infección adquirida dentro del útero que no mostró síntomas en el embarazo, malformaciones en los órganos que se manifestaron a los segundos, horas o días de vida, enfermedades del metabolismo que pueden hacerlo pasar varios días en el hospital, con sus padres viéndolo crecer a través de la incubadora y recibiendo muchas veces el mismo mensaje “pronóstico reservado a evolución”.
Imaginen a la madre y al padre volviendo a casa sin el bebé. Probablemente no lo consideren el mejor momento de sus vidas. Por eso quiero decirles que cada nacimiento es diferente. Hay veces que todo sale bien y hay veces en que todo sale mal. Nuestro objetivo como doctoras es trabajar para que siempre sea la primera posibilidad, pero hay muchas condicionantes que determinan el resultado.
Seamos más empáticas cuando contamos nuestra experiencia. No naveguemos en la vida como predicadoras o predicadores de que todo salió bien porque tomaron el mejor curso profiláctico o se atendieron en x o y lugar mediante parto o cesárea. Recuerden que hay muchos factores y que no todas pueden vivir lo mismo.
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