La lactancia no te hace mejor ni peor madre
1 al 7 de agosto: semana mundial de la lactancia
Comencemos por precisar una cosa: dar pecho es importantísimo para la salud de los bebés por los nutrientes y anticuerpos que la madre le comparte; además, la leche materna ayuda a prevenir la aparición de asma, obesidad infantil y algunos tipos de cáncer durante la infancia.
La lactancia es un proceso de cercanía y cuidado, que ayuda al fortalecimiento del vínculo emocional entre madre y bebé. Es una comunicación de dos vías que cuando se rompe o presenta dificultades se puede asociar con depresión, ansiedad o desórdenes alimenticios.
Pero hay dos cosas que no debemos olvidar: primero, aunque es algo natural, para muchas personas, dependiendo de su contexto, la lactancia se debe ocultar, hacer en privado, taparse con una manta, irse a otro cuarto o darse la vuelta porque hay personas que temen ser expuestas a la “terrible” imagen de un bebé succionando un pezón (otra vez, la fiscalización de nuestro cuerpo).
Y la segunda y quizá la más complicada, a pesar de conocer los beneficios de la lactancia, las campañas de información son insuficientes. A esto hay que sumarle que existen muchos médicos que promueven el uso de fórmulas para elevar el consumo. Y un punto muy importante: la lactancia es una actividad “poco rentable” para las necesidades del mundo moderno, en el que se nos estigmatiza si decidimos no tener bebés, pero que no respeta los periodos y necesidades de la maternidad.
Entonces, lactar es muy complicado con los ritmos laborales, el tiempo que invertimos en desplazarnos por las ciudades y los impedimentos sociales (son muy pocos los espacios laborales, comerciales o estudiantiles, en los que las mujeres puedan lactar con las comodidades que demanda).
Lactar es una decisión personal
No quiero terminar sin antes hacer una precisión importante: existen mujeres que no quieren pasar por el periodo de lactancia. Sin importar los motivos y las razones, tienen todo el derecho a decidir sobre su cuerpo y hacerlo sin sufrir la presión social, sin ser tachadas de ser “malas madres”. Hay mujeres a las que las dificultades para amamantar y, a pesar de desearlo y tener el tiempo para realizarla, no lo logran.
Detrás de cada maternidad hay una realidad, una circunstancia específica. La carga general de cada etapa de la reproducción la llevamos las mujeres, por lo que antes de presionar por sus decisiones debemos entender su proceso, sus entornos y hacer lo mejor que podemos hacer: apoyar sin la necesidad de dar una opinión que nunca se nos solicitó.
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