Los juguetes no deberían tener género
¿Qué habrías jugado de niña sin prohibiciones?
Ahora que soy una adulta, y que puedo tomar mis propias decisiones, he descubierto otros gustos y pasiones que me habría encantado conocer durante mi infancia porque probablemente mi carrera profesional sería otra y quizá mi forma de ser también. Te has preguntado ¿qué habrías jugado de niña sin prohibiciones?
Yo me imagino jugando con carritos, montando una motocicleta o pateando un balón; algo que me prohibieron o no me acercaron de pequeña porque, aceptémoslo, han sido actividades estereotipadas para los niños. Hasta ahora sé que disfruto manejar en carretera, que me gusta la velocidad y que amo el futbol.
Me pongo en el lugar de mi madre, de mi padre, y del resto de adultas y adultos que me rodeaban cuando era niña y sé que lo que me dijeron o me prohibieron hacer fue pensando en lo que ellos y ellas creían que era correcto para mi, claro, a partir de sus prejuicios.
¿Habría sido diferente?
A veces me veo como una futbolista profesional, pero no tengo la técnica que generalmente sí desarrollaron quienes desde pequeñas y pequeños les acercaron un balón de futbol. Y hasta hace un par de años me imaginé siendo una pilota de carreras, a la edad que ahora tiene Checo Pérez, con 13 años de experiencia en la Fórmula 1.
Pero no solo se trata de lo que una quiere ser de grande. Creo que el permitirle a las niñas y niños jugar con los juguetes que les plazca, también les permite tener experiencias más diversas, fomentar la creatividad, la capacidad de inventar y otras formas de relacionarse. Si hubiese tenido más libertad, quizá hoy sería más deshinibida, segura y aventurera.
Ahora, yo te estoy hablando de lo que descubrí como adulta, pero ¿dónde está todo lo que me pudieron acercar de pequeña? ¿Le habría agarrado gusto a la ciencia, a la ingeniería, a la medicina, a la mecánica, a la aviación? ¿Habría sido buena en alguna de esas profesiones? ¿Habría destacado en algún deporte?
Sin culpas
No se trata de señalar a nuestra familia de lo que nos permitieron o no jugar de niñas porque sé que de esa misma manera recibieron instrucciones durante su infancia. La reflexión que te invito a hacer es que no tiene que ser así siempre, y que podemos ser nosotras las que rompamos paradigmas y prejuicios.
Dejemos que las niñas pateen un balón, se ensucien, corran, jueguen a los carritos chocones, con muñecos, que construyan o que trepen árboles. Permitamos que los niños jueguen con muñecas, a la comidita o a cuidar nenucos, ¿acaso no pedimos padres más presentes durante la crianza y que asuman su responsabilidad de los cuidados del hogar?
Cuando las personas adultas dejemos de estereotipar los juguetes, los colores y las actividades de recreación, las pequeñas y pequeños podrán convivir sin prejuicios, de una forma más sana y diversa. Así que cuando compres un obsequio para una niña o niño, recuerda que los juguetes no tienen género.
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