¿Podemos discutir de forma inteligente?
Que las discusiones dejen de ser agotadoras y se vuelvan reveladoras
Me he dado cuenta de que a veces evitamos discusiones porque creemos que el simple hecho de diferir en opiniones es algo negativo. Nos han enseñado que discutir es sinónimo de conflicto, de gritos, de sentirnos vulnerables y atacadas. Sin embargo, me pregunto: ¿es realmente así? ¿O simplemente hemos aprendido mal lo que significa una discusión?
Hay momentos en los que el desacuerdo puede ser la puerta para entender mejor a quienes queremos, y también a nosotras mismas. ¿Y si pudiéramos transformar esas tensiones en algo constructivo, algo que nos permita crecer?
La pedagoga y terapeuta Jesper Juul, en su obra El arte de decir no, menciona que las discusiones, cuando se manejan de forma inteligente, pueden ser espacios de conexión emocional y crecimiento. Juul explica que no se trata de evitar el conflicto, sino de aprender a dialogar sin sentirnos amenazadas.
Es un reto para nuestra capacidad de comunicación: ¿cómo expresar lo que sentimos y pensamos sin anular a la otra persona? Y más importante, ¿cómo escuchar sin convertirnos en defensoras obstinadas de nuestras posturas? En ese balance se encuentra la clave de una discusión inteligente.
Discutir inteligentemente no significa estar de acuerdo con todo, sino aprender a respetar la diferencia, a crear un espacio donde ambas partes se sientan escuchadas. Creo firmemente que, cuando aprendemos a dialogar de esta manera, las discusiones dejan de ser agotadoras y empiezan a ser reveladoras.
Nos conocemos mejor, crecemos, y muchas veces, logramos que nuestras relaciones se fortalezcan. Es como aprender un nuevo lenguaje en el que la escucha es tan importante como las palabras.
Pero, claro, no es fácil. Se necesita paciencia, humildad y, sobre todo, ganas de aprender. Como mujeres, hemos sido condicionadas a ser complacientes, a evitar "hacer olas". Sin embargo, nuestra voz es importante, y aprender a usarla de forma sabia en una discusión puede ser una de las herramientas más poderosas que tenemos.
Discutir no siempre se trata de ganar o perder. A veces, lo que realmente importa es lo que descubrimos en el proceso, tanto de nosotras mismas como de la persona que tenemos enfrente. La próxima vez que te encuentres en una discusión, pregúntate: ¿qué puedo aprender aquí? Porque la verdadera inteligencia no está en imponerse, sino en saber cuándo callar, cuándo hablar y, sobre todo, cuándo escuchar.
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