¿Por qué decir que nos gobernará una ama de casa es machista y misógino?
Luego de que Claudia Sheinbaum Pardo asumiera el cargo de presidenta de México se hizo viral un video en el que se ve al actor Rafael Inclán decir que “vamos a tener una ama de casa (gobernando) por seis años”, una frase machista y misógina; te explico por qué.
Partamos de que “el machismo engloba al conjunto de actitudes, normas, comportamientos y prácticas culturales que refuerzan y preservan la estructura de dominio masculino y hetero normado sobre la sexualidad, la procreación, el trabajo y los afectos”, de acuerdo con Inmujeres.
Mientras que “la misoginia se produce cuando se cree que la inferioridad de las mujeres, en comparación con los hombres y por sí misma, es natural, cuando de antemano se sostiene que las mujeres son impotentes por incapacidad propia”, según la feminista Marcela Lagarde.
Así que ver a la presidenta de México como una ama de casa es inferir que por ser mujer debería asumir un rol de trabajo estereotipado para las mujeres, como los quehaceres domésticos; que por ser mujer no tiene la capacidad de dirigir un país, solo un hogar; que por ser mujer su lugar está en el espacio privado y no en el público.
La presidenta respondió
Sheinbaum se defendió de las declaraciones de Inclán en una de sus conferencias matutinas: “Yo soy presidenta, abuela, mamá y ama de casa con orgullo“. Y luego lamentó que se usaran las palabras “ama de casa” como algo peyorativo.
Y sí, ser ama de casa no debería considerarse una ofensa, porque como bien dijo Sheinbaum (y mira que yo no voté por ella) las que se dedican al hogar “merecen todo nuestro reconocimiento“, recordando que incluso hay mujeres que llevan doble jornada laboral, quienes además de trabajar de forma remunerada, realizan las actividades de casa; tareas que, por cierto, también deberían asumir los hombres.
El problema no solo es Rafael Inclán
Una quisiera que ya no existieran los pensamientos machistas y misóginos como los de Rafael Inclán; sin embargo, a nivel nacional, 40 % de las mujeres y 41 % de los hombres consideran que “es mejor que la mujer se concentre en la casa y el hombre en el trabajo”, según un análisis realizado por la organización Data Cívica con datos de la encuesta de opinión pública Latinobarómetro.
En ese mismo estudio se encontró que 33 de cada 100 mujeres y 35 de cada 100 hombres creen que ellos son mejores líderes políticos que las mujeres. Y un ejemplo de ello lo señaló Sheinbaum en conferencia de prensa: “esta idea de que las mujeres no tenemos capacidad y que siempre tiene que haber un hombre atrás diciéndonos lo que tenemos que hacer es parte de una cultura machista”.
Por eso no sorprende que en redes sociales haya personas sosteniendo que Claudia será una “ama de casa en Palacio Nacional, las decisiones las seguirá tomando AMLO” y que miles más apoyen esa idea llamándola “presirvienta”. A Claudia hay que criticarla, sí, pero como presidenta de México, no porque sea mujer.
Aceptémoslo… si el sucesor de Andrés Manuel López Obrador fuera hombre, le llamarían títere político, pelele, monigote o utilizarían cualquier adjetivo del tipo. Ninguno tendría una connotación discriminatoria.
Hoy una mujer está en la presidencia y ya sabemos que eso no garantiza que el resto de las mujeres podamos ocupar puestos de poder, o que las políticas públicas se construyan con perspectiva de género, ni que se atiendan las necesidades de las mujeres (aunque esperamos que así sea), pero sí se coloca en el imaginario colectivo un referente importante para avanzar en la lucha contra el machismo y la misoginia.
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