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Sin miedo al apego emocional

Escrito por Mariana Navarro | 27 enero 2025

¿El apego emocional es malo?

Seguramente te has encontrado con contenido que te da las cinco o 10 claves para romper con el apego emocional o afirmaciones que dan a entender que el apego es el demonio de las relaciones interpersonales y que entre más rápido lo superes, mejor. Es como si le tuviéramos miedo no solo a la palabra, sino también a la posibilidad de empatar con otra persona al grado de generar un vínculo que irremediablemente nos haga acercarnos más y querernos más en el día a día.

Pero, ¿el apego emocional realmente es malo? Como todos los conceptos que ahora se usan a diestra y siniestra para describir nuestra experiencia humana, el apego emocional tiene una razón de ser

Entre los años 60 y el psiquiatra y psicoanalista John Bowlby desarrolló la Teoría del Apego con la que explicó cómo es que las interacciones sociales de un humano a temprana edad pueden tener una fuerte influencia sobre el resto de su desarrollo personal y social. 

Bowlby demostró que, la calidad de las interacciones que tenemos a temprana edad, sobre todo con nuestros cuidadores principales, puede afectar nuestra capacidad de resiliencia y a la larga afectar nuestra salud mental. 

La realidad es que generar apego es una forma de identificarnos con otra persona, pues con ella construimos nuestras formas de comunicación o demostración de afecto. Influye también la manera que manejamos y compartimos nuestra vulnerabilidad, intimidad, así como la manera en la que respondemos a situaciones de pérdida o separación. 

¿El apego emocional solo se vive en las relaciones de pareja?

Al ser parte fundamental de nuestra experiencia humana, el apego se genera en todos nuestros vínculos. Es cierto que ha existido mayor énfasis en la superación del apego en las relaciones de pareja; sin embargo, es un elemento se encuentra presente en nuestra vida familiar, con amistades e incluso en el área de trabajo.

Es importante destacar que existen cuatro tipos de apego

  • Apego seguro: se muestra aceptación y comodidad respecto a la vulnerabilidad. Tiene bases seguras para explorar el mundo y muestra actitudes sociales sólidas.
  • Apego ansioso (ambivalente): se experimenta el miedo al abandono. Se vuelve crucial recibir validación, atención y afecto, aunque no se puede vivir con calma, ya que hay heridas de vínculos anteriores que pueden encender un instinto de alerta.
  • Apego evitativo: se evita la cercanía emocional, la intimidad y la dificultad para expresar y regular las emociones.
  • Apego desorganizado: se puede observar un comportamiento inconsciente e impredecible. Puede existir confusión entre los sentimientos y las necesidades en una relación y tener dificultad para regular las emociones.

Antes que temerle a los tipos de apego es importante saber que ante estas formas de comportamiento existe nuestra capacidad de poder comprendernos y aprender a gestionar nuestras reacciones en lugar de buscar el control de las mismas, lo que implicaría una falsa idea de que “tiene que desaparecer”.