En un mundo patriarcal y machista es indispensable contar con un acompañamiento feminista, ese proceso revolucionario y transformador que te hace sentir escuchada, validada, que se centra en ti, que cree en lo que dices, respeta tus decisiones, brinda un espacio seguro necesario para sanar y, que acompaña siempre a un lado o atrás de ti, nunca adelante reconociéndote sabia, protagonista y gestora de tu camino de empoderamiento y autonomía.
Sin embargo, no todo acompañamiento es así, experiencias he tenido muchas… Recuerdo ese "¿No crees que deberías haber hecho algo diferente para evitarlo?", tras haber compartido algo que lastimaba mi corazona, recibir ese comentario no solo minimizó mi experiencia, sino que también buscaba hacerme sentir culpable, revictimizándome en lugar de ofrecerme el acompañamiento que necesitaba.
Durante los 25 años que he tenido la oportunidad de acompañar a mujeres, niñas y niños sobrevivientes de violencias he identificado green flags; con algunas de ellas inicié este texto y además incluiría:
Algunas red flags que reflejan que el acompañamiento no es ético son:
Sentir que durante un acompañamiento nos juzgan con prejuicios y estereotipos de género puede ser muy desalentador y no debería ser parte de la experiencia de ninguna mujer, niña o adolescenta. Por ello, deseo que estas señales te permitan elegir a quienes te rodean para que el acompañamiento que recibas sea un verdadero espacio de sanación, libertad y empoderamiento donde abraces tu autonomía y autodeterminación.
Wendy Figueroa Morales es psicóloga y activista feminista, referente en México de la Campaña Internacional del Banco Rojo para prevenir feminicidios. Fundadora de la Alianza Internacional de Mujeres por la Igualdad y Directora desde 2013 de la Red Nacional de Refugios para mujeres víctimas de violencias y sus hijas e hijos.