Por: Mag Mantilla/Tallercitas Feministas
Es importante ser consciente del valor de mi existencia
Las prácticas de investigar y escribir conforman una estrecha relación, sin embargo, suele existir una separación cuando dichas prácticas se enuncian a partir de la ciencia y la narrativa. ¿Y si te digo que existe una manera de conjugarlas a la par que te implicas en lo que investigas cualitativamente?
Es posible a partir de la autoetnografía, ¿y eso con qué se come? Según la investigadora Carolyn Ellis: “La autoetnografía es un enfoque de investigación y escritura que busca describir y analizar sistemáticamente la experiencia personal con el fin de comprender la experiencia cultural”.
La autoetnografía parte de la autobiografía y la etnografía, pues al ser conjugadas, es que se crea un método innovador de escritura e investigación. Otro rasgo fundamental de la autoetnografía es el de que supone una discusión epistemológica, al hacerme cuestionar sobre nuevas formas y posibilidades para generar y compartir el conocimiento, tal y como lo señala la antropóloga Mercedes Blanco, autora fundamental que dio a conocer la autoetnografía en nuestro país.
Desde un enfoque feminista, la autoetnografía sucede orgánica, ya que, como la teoría feminista, siempre es ineludible a la práctica y al suceder de la experiencia de las mujeres, sus palabras y pensamiento, se escribe en primera persona y desde los conocimientos situados, esos que ponen en evidencia desde donde partimos cuando creamos y que sin importar el método empleado cuando investigamos, para cualquiera que sea el fin, quien investiga jamás se podrá desligar del contexto ni de su propio trayecto vital.
La autoetnografía feminista es una forma narrativa (y alternativa) de generación de saberes y conocimientos, como una vertiente de la investigación cualitativa, una forma de escritura y presentación de resultados, un subgénero narrativo y un enfoque de investigación y escritura.
El objetivo de la autoetnografía feminista es narrarme para situarme, y así documentar desde mí mis andares, mi trayecto vital, mis sentires y todo lo que conforma mi valiosa existencia, pero también que forma parte del contexto social que habito. Lo anterior demuestra cómo se diluye la línea entre lo personal y lo político.
La autoetnografía feminista rompe con los convencionalismos y paradigmas academicistas y cientificistas, a la par que genera una valiosa aportación para entender la realidad partiendo de mi experiencia en el mundo como mujer que habita una sociedad machista, por lo que este método me lleva a cuestionar los sesgos impuestos por el androcentrismo, a la par que me libera de ellos.
Con la autoetnografía feminista comienzo a tejer mi propia historia en la que yo soy mi centro y mi autoridad en femenino libre, esa que da cuenta de que soy la gran autora de mi vida.
Sobre la autora
Mag Mantilla estudió la licenciatura en Sociología y es maestra en Estudios de la Mujer. También es profesora de docentes universitarios y apasionada tallerista desde la pedagogía de la ternura radical. En 2020 creó Tallercitas Feministas.
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