¿Cómo saber si sufrí una mala práctica médica?
Impericia, imprudencia, negligencia o iatrogenia
En una ocasión diagnostiqué en una paciente un par de tumores en los ovarios llamados endometriosis (conocidos como quistes de chocolate). Por el tamaño, se requería una cirugía y al tener seguridad social acudió a su hospital correspondiente para atenderse. Al verla seis meses después, me percaté que le quitaron uno de los dos tumores que tenía…
Recuerdo lo impactante que fue la noticia para ella. Se recuperó de una cirugía y debía volverse a operar. Lo primero que me preguntó fue si eso era negligencia médica. Imaginé la situación: residentes sin experiencia, varios de ellos sin haber dormido. La operan y el estrés y el cansancio hacen que olviden revisar el otro ovario. No creo que haya sido negligencia, considero que fue impericia.
En primer lugar, debemos saber que todo acto médico tiene errores y que parte de ser doctora es responder por nuestros actos erróneos. Es importante entender que probablemente nuestra intención no es dañar, pero que hay muchas condiciones que nos pueden orillar a hacerlo.
También es cierto que existe prensa amarillista y quienes buscan una oportunidad de negocio con el dolor de las personas. Muchas ocasiones se cree que un error médico en realidad es un posible desenlace en donde no hay como tal culpables: toda cirugía tiene riesgos, toda medicina puede causar daño.
La impericia es la falta total o parcial de conocimientos técnicos, experiencia o habilidad en el ejercicio de la Medicina: las y los internos y residentes que sostienen el sistema de salud que no cuentan con el conocimiento y/o habilidad para realizar procedimientos, por ejemplo, cuando un médico estético hace procedimientos quirúrgicos o cuando un dentista pone bótox.
La negligencia médica se refiere al acto médico donde lo que se debe hacer no se hace o sabiendo lo que no se debe hacer se hace: no medicar cuando es necesario, no hospitalizar cuando hay indicación, no informar de la enfermedad y/o el pronóstico o no realizar el protocolo necesario para operar a alguien.
La imprudencia médica es realizar un acto con ligereza y sin precauciones; es enfrentar un riesgo sin necesidad: no realizar una cesárea cuando el feto no tolera el parto, quitar un tumor de mama sin haber tomado una biopsia antes o poner medicamentos para acelerar el trabajo de parto sin vigilar que el feto lo tolere.
La iatrogenia es toda alteración del estado del paciente producida por una doctora; es el resultado nocivo que no deriva de culpa de la doctora en la producción del daño, sino es que es producto de un hecho imprevisto: la niña que en una cirugía y cae en paro cardiorrespiratorio por alergia a la anestesia, cicatrices queloides o un parto prematuro en pacientes con cono cervical.
La comunicación, un factor importante
Uno de los problemas que más he identificado cuando hay una queja respecto a un mal acto médico es la falta de comunicación. Esta puede deberse a que la doctora no enfrenta a la paciente cuando algo sale mal o que la paciente esté con un nivel de predisposición que dificulta entender la explicación.
Pero lo más grave es cuando un profesional de la salud emite comentarios como “ fue negligencia médica” sin pruebas necesarias y sin haber estado en el acto médico. Esto, lejos de ayudar, puede causar mayo frustración en la paciente. Si en realidad sientes que fuiste víctima de una mala práctica médica, es importante acudir a las instancias necesarias que no son las redes sociales.
Entiendo que la justicia en este país es difícil, pero fomentar el tomar la justicia con nuestras propias manos puede generar lo que causó en un caso que sucedió hace poco. La paciente tenía razón, pero al subirlo a redes sociales y exponer el nombre de la doctora, causó que la defensa de esta última usara estrategias para desestimar el caso.
Es complicado el camino de juzgar un acto médico. Complicado es entender la vulnerabilidad de la paciente. Complicado es entender que el personal de salud tiene errores. Complicado es aceptar que el personal de salud nos equivocamos. Lo que yo deseo para la Medicina de hoy en día es que tengamos un poco más de empatía las unas con las otras personas.
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