Por: Nicole Bratt/Lentes Púrpura
Un mito con una interpretación errónea...
Una de las frases más comúnmente usadas para cuando se desata el caos es “se abrió la caja de Pandora”, haciendo alusión al mito grecolatino de la primera mujer y su maldita caja. Generalmente nos la imaginamos haciendo un tipo de unboxing de las enfermedades, el caos, la guerra y todo lo malo de este mundo; es ella a quien podemos culpar por todo los males. Todo es culpa de la bella mujer que simplemente no pudo aguantar su curiosidad. Sin embargo, esa caja nunca existió. Y no me refiero al sentido de que los mitos no son históricos y que nunca sucedieron, sino que en el mismo mundo del mito, esa caja nunca existió. Era un jarrón.
Ahora, seguro acabas de leer esto y giraste tus ojos 360º pensando que soy una exagerada, ¿qué me importa si es un jarrón o una caja? Y a esto yo te voy a responder que mucho más de lo que crees.
Verás, su nombre en sí significa “llena de dones”. Todas las deidades del Olimpo le dieron una característica para hacerla impecable, pues desde su creación se le pensó como la venganza perfecta contra los hombres por haber robado el fuego del Olimpo. Así que cuando bajó a la Tierra, su destino ya estaba predeterminado. Pero no bajó sola, no, bajó con un jarrón bastante misterioso. Más específicamente, una pithos, que era una especie de jarrón con una base circular muy pequeña y un cuerpo bastante robusto.
La idea de la caja no salió hasta siglos después cuando el mito fue traducido al latín por Erasmo y este confundió la palabra pithos con puxos (caja). Te preguntaré querida lectora, ¿qué es peor?, ¿abrir intencionalmente una caja por curiosidad o simplemente tumbar un jarrón frágil por accidente? Realmente la idea de la mujer bella y curiosa no existió en la mitología griega, y aunque Pandora sí suponía una amenaza para los hombres desde su creación, nunca fue por su propia decisión o libertad que dejó salir pasear a los males; el jarrón por sí sólo estaba hecho para que se cayera o rompiera en algún momento.
Sin embargo, cuando relacionamos la curiosidad y la maldad con la primera mujer de la historia, no podemos evitar que eso repercuta negativamente en la visión de las mujeres en la sociedad; somos malvadas por naturaleza. Curiosas y egoístas, la causa de todos los males que nos ha sobrevenido a la humanidad.
Pero Pandora, como muchas otras mujeres en la historia, han sido víctimas del narrador, quien decora sus historias con falsas intenciones. Porque sí, para mí pensar que Pandora abrió una caja deliberadamente es mucho peor que reconocer que los dioses le metieron el pie a Pandora desde su creación. Es muy simple, en una versión se le ve como otra pieza más del rompecabezas y en otra es recordada como la villana por el resto de la historia.
Sobre la autora
Nicole Bratt es estudiante de Relaciones Internacionales apasionada por la justicia social y la equidad de género, con una trayectoria activista desde los 15 años; además de ser fanática y estudiosa de la mitología griega y romana desde los 8 años. Se considera anti-patriarca y trabaja constantemente en promover el diálogo sobre derechos humanos, justicia social con un enfoque de construcción de paz.
@nix.bratt @lentes.purpura
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