Por: Alina Escobedo
Zakia Khudadadi dedicó su medalla a las mujeres afganas
Zakia Khudadadi celebró su bronce como si fuera un oro. La taekwondoín que compitió en los Juegos Paralímpicos de París 2024 representando al equipo de refugiados, dedicó su medalla a todas las mujeres de su natal Afganistán, quienes han visto sus derechos coartados por los talibanes.
Khudadadi nació con solo un brazo funcional y encontró en el deporte una vía para poder cumplir su sueño paralímpico y para denunciar la violencia machista y misógina del régimen talibán que retomó el poder en su país desde 2021.
Muchas mujeres que practicaban un deporte han tenido que abandonar su país, no solo para poder seguir practicando su deporte, sino para preservar sus propias vidas. También sus familias se han visto afectadas por esta persecución.
Zakia, quien pertenece a los hazara, una minoría étnica que es discriminada por los talibanes, pidió ayuda internacional para poder participar en Tokio 2020 y poder escapar de la represión que sufría por el hecho de ser una mujer hazara.
Logró ser evacuada a España, tras pasar meses escondiéndose. En Tokio, se convirtió en la primera atleta en representar a Afganistán en taekwondo en los Juegos Paralímpicos.
A pesar de no obtener una medalla, Zakia se sintió triunfadora. Después de sufrir amenazas de muerte y contemplar el suicidio, se dio cuenta que su discapacidad no era una debilidad. Imaginar que tenía una mano de hierro que la hacía poderosa, le dio la fuerza para no rendirse.
Khudadidi se estableció en París, donde se le ofreció la oportunidad de representar al equipo de refugiados en los Juegos Paralímpicos de 2024. La joven de 25 años no dudó en aceptar.
En París, hizo historia. Se convirtió en la primera atleta paralímpica en ganar una medalla para el equipo de refugiados. Con el apoyo del público, logró algo que en 2021 parecía imposible.
Zakia expresó que lo que busca es ser un ejemplo de paz, aceptación, coraje e igualdad. También quiere ser una inspiración para que millones de niñas y mujeres no dejaran de luchar por sus ideales y sus sueños.
Esto lo pudo lograr gracias a que entendió que el deporte amplifica su voz y le permite denunciar la persecución y la represión que sufren las mujeres afganas, quienes tienen prohibido hasta hablar o leer en público.
Y no sólo es Zakia. Todas las atletas y deportistas afganas que han participado en los Juegos Olímpicos y Paralímpicos han entendido la importancia de denunciar al talibán y su régimen opresor.
Todas ellas han demostrado el valor y la determinación que le falta a la comunidad internacional para hacer frente al trato que los talibanes tienen hacia las niñas y las mujeres afganas.
Sobre la autora
Alina Escobedo es historiadora especializada en deportes. Ha colaborado en diversos medios como Apuntes de Rabona y la revista El Buen Toque.
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