¿Los uniformes de las atletas de Estados Unidos para los JJOO son cosificantes?
Dejemos de mirarnos como hombres machistas
Hace unos días, Nike presentó los uniformes que se usarán con su marca deportiva en distintas disciplinas de los Juegos Olímpicos de París 2024 y hubo mucha polémica por uno de ellos. El de atletismo del equipo femenil de Estados Unidos era prácticamente un traje de baño con un corte alto en la entrepierna.
Algunas atletas, como la estadounidense Lauren Fleshman, se pronunciaron en redes sociales en contra de ese diseño, señalando que “las atletas profesionales deberían poder competir sin dedicar espacio cerebral a la vigilancia constante del pubis o a la gimnasia mental de tener cada parte vulnerable de su cuerpo en exhibición”.
Y es que sí, ¿por qué las deportistas tendrían que estar más preocupadas por cómo se ven que por cómo se sienten para competir? La respuesta nos la puede dar, incluso, un actor de otro deporte porque este tipo de prácticas misóginas no son exclusivas de una disciplina…
La Federación Internacional de Baloncesto (FIBA) propuso en 2011 que los uniformes de los equipos femeniles de la Euroliga fueran más pegados y cortos para hacerlos más “atractivos”.
¿Atractivos? ¿Para quién o quiénes? Es evidente que para la mirada masculina, machista y mosógina, como la de él, que colocan el valor de las mujeres en su apariencia, dejando en segundo o tercer término su talento y sus logros deportivos.
¿Y saben cómo defendió la propuesta el secretario general de la FIBA, Patrick Baumann? Dijo: “Son grandes atletas, pero también bellas atletas, por lo que no hay motivo para no mostrarlo“. ¡Aggghh! ¿Cuántos señores Baumann no conocemos que siguen sexualizando nuestros cuerpos?
¿Y qué con las mujeres que sí quieren usarlo?
Katie Moon, campeona olímpica de pértiga en Tokio, señaló en su redes sociales que ella sí se siente cómoda usando bikinis o prendas muy cortas durante las competiciones. Si esa es la decisión de las deportistas, ¡dejémoslas ser! El problema no es que compitan con poca o mucha ropa, sino que se les imponga una vestimenta con un argumento machista.
Moon también mencionó que las atletas tienen “al menos 20 combinaciones diferentes de un uniforme para competir con todos los tops y partes de abajo disponibles”, pero aclaró que “lo que se mostró en el maniquí (de Nike) era preocupante y justificaba la respuesta que recibió”.
Ahora, que haya mujeres que sí se sienten cómodas con este tipo de vestimenta no significa que sea la media o que no haya otro tipo de consecuencias que impidan que más mujeres practiquen un deporte y se conviertan en atletas de alto rendimiento.
Un estudio realizado por la jugadora inglesa de hockey Tess Howard reveló que el 70% de las mujeres encuestadas abandonaron el deporte por el tipo de prendas que debían portar de niñas, pues les preocupaba su imagen corporal. ¿En serio preferimos que se pierda talento femenino en lugar de que se pierda la horrible costumbre de ver a las mujeres como objetos sexuales?
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