La revictimización y sus consecuencias psicológicas
La revictimización debe parar
A mediados de los años 70 la población de Yorkshire en Inglaterra se encontraba aterrada porque había un asesino serial que aparecía en los encabezados de los periódicos como “El destripador de Yorkshire”. Los noticieros lanzaron una lista con sugerencias para evitar que cualquier mujer fuera asesinada.
La policía sacó su primera declaración asegurando que dicho hombre solo atacaba a las mujeres dedicadas a la prostitución, sin embargo, cuando “una mujer blanca de familia” era asesinada, la policía británica implementaba el toque de queda para las mujeres con la idea de que eso evitaría los asesinatos.
Con eso, lo único que provocó la policía fue que se convocara una enorme manifestación de mujeres salieron a la luz de la luna para exigir que el toque de queda fuera para los hombres: “Sin hombres en las calles no habrá asesinatos”.
El 11 de julio de 2024, la Fiscalía de Baja California en México lanzó un comunicado tras el feminicidio de Paola Andrea Bañuelos en Mexicali, que decía: “Que las jovencitas no viajen solas por ningún motivo”.
Hace 49 años con el caso de Yorkshire y hoy en día con el caso de Paola, lo único que se ha hecho más evidente más allá de la violencia de los perpetradores es la constante revictimización de las víctimas, lo que conocemos como el manejo de información con la intención de responsabilizar a las personas de los crímenes que se que cometieron en su contra.
¿Cuáles son los efectos psicológicos de la revictimización?
Las manipulaciones de palabras, ideas y los interrogatorios que muestran mayor peso e interés en la vida privada de la persona representan una ola de agresiones a nivel psicológico para las sobrevivientes, que hacen que se cuestionen a sí mismas desde la veracidad de los hechos hasta pensar que exageran lo que han vivido.
Parecerá algo muy simple y fácil de borrar, algo así como pedirle a la persona que confíe de nuevo y olvide la nueva creencia que ha desarrollado de: ¿Para qué hablar si nadie me va a creer? O ¿Para qué denunciar si las pruebas son insuficientes a esos ojos? Sin embargo, el propio sistema y la sociedad a través de medios masivos de comunicación refuerzan e incluso dan fundamentos para estas creencias.
¿Lo peor de todo? Que no solo son las instituciones las que ejercen revictimización, sino la propia población ajena a los casos, lo que representa un alarmante crecimiento de crueldad y nulo trabajo por construir empatía entre seres humanos.
Las personas que son revictimizadas pueden experimentar fuertes sentimientos de angustia e indefensión, por lo que se vuelve más difícil acercarse a instancias que fueron creadas “para proteger los derechos humanos”. De hecho, muchas veces la o las razones por las que una víctima de violencia no denuncia su caso ante nadie (ni siquiera ante amistades o familiares) es porque no hay nada que les asegure un ambiente de respeto y confianza.
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